Wele
Después de los mas de tres años pasados en el laberinto, soportando
el infame olor que allí se concentraba, posiblemente causado por alguna mas que
importante deficiencia en el sistema de una pésima infraestructura del proyecto imposible, que por mil veces fue modificado, pues……… ocurre que ahora, todo hace parecer ya sea por suerte, o por casualidad, que el fallo
ha sido, después de muchos intentos de probaturas, error-acierto, para dar con
la tecla, que de forma inesperada de advierte fácilmente que debieron de
atinar, por lo que aquel aroma tan
desagradable, desde hace poco tiempo, ha quedado minimizado. Ya no wele………Tanto.
En cambio duele ver cuantas personas tratan de entrar en
este destartalado lugar y no hay ninguna responsabilidad que para paliar el
estrago que causa, y disponga la solución, por cuanto esta se encuentra en las páginas
amarillas.
Pero algo da en la nariz del mismísimo Jano, Dios de la
puerta, que lo que no se quiere hacer no tiene la minima posibilidad, pues así no
hay el menor intento de que pueda correr el aire que permita la renovación en
cada ocasión en el que las hojas de una puerta automática permita el paso a cuantas personas quieran
utilizarla en ambos sentidos, ya sea patulsius, o clusivius, principio o final.
que por el tiempo que llevamos como con los olores que mas wele, cuando las
responsabilidades, que son dos en lo de la Encarnación , ya
deberían de utilizar el teléfono para llamar a una empresa de puertas automáticas,
y encargando la mas apropiada, definitivamente evitaran estar mas tiempo
incumpliendo la Ley
de Accesibilidad. Wele. O vale.
Sevilla a 24 de Marzo de 2014
Francisco Rodríguez Estévez
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