domingo, 9 de marzo de 2014


Aviso en vano

 

Leer y no saber lo que se lee, puede acarrear un cierto peligro, y no en pocas ocasiones incluso puede tener dramáticos resultados. Algo semejante debió de pasar cuando en reciente noticia nos enteramos de que un cocodrilo a devorado a una joven, añade que era nadadora experta, que motivada por el calor y el encanto del remanso, no tuvo otra idea que decidió refrescarse en las tentadoras aguas de aquel paradisíaco lugar, haciendo caso omiso a los carteles que advertían “Peligro en las aguas”.”Zona restringida de baño”.

Tal vez, por la confianza de sus dotes natatorias, no advirtió en las placenteras aguas, que el problema no era el río, y decidió hacer unos largos. Aunque tarde, finalmente ni se enteró de que el  peligro de aquel tramo de corriente no era precisamente su caudal, como intuyó, ni la profundidad, ni  nada que tuviera que ver con el agua, el peligro eran los cocodrilos, que por supuesto se bañaban en aquel lugar, entre otras cosas, por que los  saurios no leen avisos, en este caso excusable, por la irracionalidad animal que les impide aprender  a leer carteles.

Tal vez, si  hubiese sido más explicativo no se hubiera producido el fatal encuentro. -¡Por tu madre, no te bañes que hay cocodrilos!--.Este, si seria un mensaje sin rodeos, claro y seguramente más efectivo.

Los medios no se cansan de  advertir las preocupaciones  que acontecen  a diario y los peligros que se derivan , son carteles  de aviso de las circunstancias de la ciudad, a  nuestros ocupados ediles.

Por los resultados mas bien parece que no se  saben leer, en este caso no por irracionalidad animal, como el cocodrilo que fue abatido, ni por la confianza  en sus facultades, como la bañista creyó tener observando las  remansadas aguas, pues ocurre que después de veintinueve años se tiene una interpretación distinta a la demanda de los ciudadanos, como en el caso de la Encarnación, que no aparece ahora por las señales de  avisos, ni por el destartalado cartel que le pusieron a los placeros ,si no por otros intereses distintos.

Del  cajón del olvido en la Gerencia a pasado al candelero de la actualidad. Acaso se han puestos demasiados carteles de avisos, y  pocos con la rotundidad necesaria,-” El cocodrilo te come”- sin duda es un aviso claro rotundo y sin rodeos.

Un aviso con contundencia “¡Por lo que más quiera, un mercado para la Encarnación, como los de toda la vida!” Cabe esperar que  hallan entendido lo “de cómo toda la vida”, y no tenga que explicarse, de tal forma como lo que no se entendería, cuando sea irreparable, como el bocado del cocodrilo.

Victima y verdugo  abatidos a pesar de unos carteles que trataron de evitar inútilmente el encuentro, por que fueron  avisos en vano.

1 de Enero de 2003     

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