Aviso en vano
Leer y no saber lo que se lee, puede acarrear un cierto
peligro, y no en pocas ocasiones incluso puede tener dramáticos resultados.
Algo semejante debió de pasar cuando en reciente noticia nos enteramos de que un
cocodrilo a devorado a una joven, añade que era nadadora experta, que motivada
por el calor y el encanto del remanso, no tuvo otra idea que decidió
refrescarse en las tentadoras aguas de aquel paradisíaco lugar, haciendo caso
omiso a los carteles que advertían “Peligro en las aguas”.”Zona restringida de
baño”.
Tal vez, por la confianza de sus dotes natatorias, no
advirtió en las placenteras aguas, que el problema no era el río, y decidió
hacer unos largos. Aunque tarde, finalmente ni se enteró de que el peligro de aquel tramo de corriente no era
precisamente su caudal, como intuyó, ni la profundidad, ni nada que tuviera que ver con el agua, el
peligro eran los cocodrilos, que por supuesto se bañaban en aquel lugar, entre
otras cosas, por que los saurios no leen
avisos, en este caso excusable, por la irracionalidad animal que les impide
aprender a leer carteles.
Tal vez, si hubiese
sido más explicativo no se hubiera producido el fatal encuentro. -¡Por tu
madre, no te bañes que hay cocodrilos!--.Este, si seria un mensaje sin rodeos,
claro y seguramente más efectivo.
Por los resultados mas bien parece que no se saben leer, en este caso no por
irracionalidad animal, como el cocodrilo que fue abatido, ni por la
confianza en sus facultades, como la
bañista creyó tener observando las
remansadas aguas, pues ocurre que después de veintinueve años se tiene
una interpretación distinta a la demanda de los ciudadanos, como en el caso de la Encarnación , que no
aparece ahora por las señales de avisos,
ni por el destartalado cartel que le pusieron a los placeros ,si no por otros
intereses distintos.
Del cajón del olvido
en la Gerencia
a pasado al candelero de la actualidad. Acaso se han puestos demasiados
carteles de avisos, y pocos con la
rotundidad necesaria,-” El cocodrilo te come”- sin duda es un aviso claro
rotundo y sin rodeos.
Un aviso con contundencia “¡Por lo que más quiera, un
mercado para la
Encarnación , como los de toda la vida!” Cabe esperar que hallan entendido lo “de cómo toda la vida”, y
no tenga que explicarse, de tal forma como lo que no se entendería, cuando sea
irreparable, como el bocado del cocodrilo.
Victima y verdugo
abatidos a pesar de unos carteles que trataron de evitar inútilmente el
encuentro, por que fueron avisos en
vano.
1 de Enero de 2003
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