domingo, 2 de marzo de 2014


Una fecha para la colección

Al enorme agujero de esta Encarnación de misterios, de espantos, de mitos, símbolo del desacierto, cuyo relleno anhela ser el icono de un paso del tiempo de rosa y sueño, no le faltaron fechas de inicio, desde el picotazo del 66, ni piedra primera en anteriores proyectos, cosa que en este está por fotografiar su colocación, le han puesto fecha de inauguración.

Tampoco es la primera vez que se efectúa tal declaración, pero es la primera vez que se la concreta, así pues todo está previsto para que el 5 de Noviembre de 2007, festividad de San Zacarías, padre de San Juan Bautista, y esposo de Santa Isabel, aunque no queda definida la hora, si bien parece la del Ángelus como la idónea para esta Encarnación transformada que ahora inicia su séptima fase de excavación arqueológica, del octavo proyecto, primero del concurso de ideas, tercer reformado, tercera fase de obra, primera del segundo concesionario, con el ímpetu y las prisas propias para que en el Pentecostés de elecciones se tenga, después de ocho años, al menos, aquello embarbascado.

De momento, se pospone la prometida exposición con las joyas del pasado, que estaba anunciada en Octubre del pasado año, y suspendida hasta la semana de entre fiestas, para anunciar su celebración para la llegada del verano. ¡Cuanto cambio, para que no cambie nada!

A poco que se asomen al solar no es difícil comprobar que la cimentación de la epatante cubierta hizo estragos superiores al porcentaje que se defiende, minimizándolos al diez por ciento, cuando es evidente que lo que se dice es una mentira irrefutable.

Poco queda por creer pero, por si acaso este fuera (según lo anunciado) el penúltimo verano para los vendedores del arrinconado mercado provisional, que más que esperar al emblemático, (cuyos costos en manos inversoras, mas que de sorpresas, puede ser de quiebra técnica) estos agradecerían una refrigeración cutre, tipo caseta de feria de distrito, para que refresquen las embotadas ideas, y puedan poner a trabajar los pensamientos del futuro para aguantar, si es que no aparece a tiempo una bolsita indemnizatoria, que nunca pagaría el esfuerzo soportado, pero que ayudaría a la jubilación.

En el museo, la casa de los pájaros quedará desubicada, tal como en las taladas acacias quedaron los nidales. Mucho es de temer que si cundiera el pánico y comienza el revoleteo suceda algo, pues, en lo de la Encarnación, está probado que los pájaros no tuvieron suerte. Ni los placeros. Ni las rosas.

Francisco Rodríguez Estévez
-Sevilla 16 de Mayo de 2006

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