jueves, 6 de marzo de 2014


Mientras tanto

 

Después de perder a Bola, busco, al tiempo que me he propuesto adelgazar para entrar en el traje que solo me puse una vez el año pasado, dando caminatas de buen paso y envolviendo la enorme barriga en papel film, pues nada mas y nada menos que encontrar entre las personas que sacan a pasear a sus mascota una que se le parezca para tomar unas fotos para mostrarlas en la red por si alguien dispone la ocasión para hacerme con otro animal que tenga similares características.

Hoy en la Alameda he visto una perrita muy parecida, y al preguntarle a su dueño como la consiguió, me dijo que la encontró hace dos meses, y que estaba en una cajita abandonada. Lo que son las cosas.

Jugando con Dana, que así se llama el animal, entablamos conversación con su dueño, resulta que es gallego y en su pueblo que no me dijo donde, su padre es carnicero, y que quedó con la perrita por que allí en casa tiene otra igual, con lo que entre el calor y Dana no le vienen las saudades.

En la mañana de ventas imposibles, en la que mirar la soledad de la calle es tarea inclemente, donde las pocas personas que pasan no encuentran por donde entrar, la figura de poliéster de la ternera hace la delicia de los niños, y las abuelas quedan al cuidado de los pequeños haciendo la vaca.

Hablo con la responsabilidad, que se encuentra en la cama, a través del móvil, pues la gripe la tiene postrada, y no tiene respuesta acerca de la vía de solución. Con la otra responsabilidad solo acierto a dejarles mensajes que no contesta, pero contestará.

La escasa clientela permite poder atender a cuantos se acercan con alguna pregunta acerca de lo de la Encarnación, pues al parecer mis respuestas les resultan fiables, sobre todo si les puedo recordar algo del pasado de las otras encarnaciones, pues generalmente son personas jóvenes descendientes de antiguos placeros, y confían que pueda tener algún recuerdo para sus antecesores. Tal es el caso de hoy, me ha dicho que se llama Curro, y que ha hablado varias veces conmigo. No le recuerdo, debe de haberme llegado la juventud expansiva  cuyo primer síntoma es olvidar los nombres y en segundo olvidar las caras. Cosas de la edad, pero si recuerdo perfectamente a su pariente, se trata de su tío, “El Fini”,  era gandiguero, en el viejo mercado y ya por el 66 del siglo pasado creo entender que se fue al mercado del Tiro, primer paso para acabar con la Encarnación. Toda su familia era del gremio. También recuerdo a su padre que trabajaba con “El Fini” ya que eran hermanos, de cuando tenían que hacer las faenas de preparación de las tripas en el propio matadero lavando las panzas con los pies. Algo penoso. Colgarse del rastrel de los ganchos para retirar con los pies descalzos todo resto de rumio, y vertiendo de vez en cuando agua caliente para que no quedara rastro, si mas difícil era evitar el desagradable olor a la iniciada digestión que le cortaron al animal junto con la yugular.

Me dice que vive en Almería y que tiene más de noventa años. Por suerte lo mismo no le apetece venir después de 48 años, para ver esta encarnación deformada.

Son recuerdos de otro tiempo, mientas tanto el tiempo esta en saber cuanto es “en vía de solución”, esperemos que no se tarde tanto como si "El Fini", a su edad, decidiera venir desde Alneria para ver esto..

Sevilla a 6 de Marzo de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

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