
Dos noticias, tal vez tres
Ahora, en estos días de un nuevo parón en el solar que esperan los placeros se edifique su plaza,
en los que más desolado queda el vacio, y más grande se hace el agujero de la Encarnación , donde
junto a la historia que queda amortajada por raídas telas, comparte espacio el
jaramago y la lechetrezna, y las zapatas de hormigón de la invasiva cimentación rivalizan con el albero
ennegrecido por el trasiego de las maquinarias, allí todos los trozos de la historia desubicada, continúan, envueltos en negros
sudarios, como bolsas de desperdicios, tal como un doloroso abandono de
féretros, las que llamaron cuatro piedras de la controversia. In situ, o donde sea.
En este lunes de arreglos, de
nacionalidad lingüística y económica, donde tanto humo se ha expelido en la
negociación, que resultó sencilla a fin de que no quedara muerta, aparecieron
dos noticias, dos opciones para recordar, a través de estas, lo que sucede en
el solar, la primera era la piedra espía, y la segunda la muerta viva.
La piedra servia de Matahari para
conseguir información, aunque la
responsabilidad que niega la roca, por más pérfida que sea, también niega la
evidencia.
La viva, cansada de mantener relaciones
con su pareja estable, deseaba hacer el amor como Dios manda, pero se quedó
muerta cuando en el organismo competente, le informaron de que estaba muerta.
Las piedras hablan, esta sabía escuchar.
Escogida de alguna cantera, era vaciada con el fin de colocar en su interior a
modo de “bollu preñau” el sofisticado artilugio, que permitiría las escuchas
del chismorreo político.
Las piedras de la Encarnación tenían
información de primera mano y estaban tan vivas
como la muerta, antes de que le pararan los pulsos unos papeles. Pero
los organismos, llenos de papeles, empeñados en hallar la piedra filosofal, se
dieron con la alquimia financiera para hacer crecer, en lo que fuera un
pedregal informativo de la ciudad hispalense, letales bejines.
La viva muerta, quería vivir el amor en
un tálamo de satén sus tardías nupcias, y se encontró con la demora de un
cadalso alucinante, una muscaria en los duelos de los dichos, que la obligará a
llevar una vida de meretriz fantasma, en la eternidad de esa otra vida que le
causó el papeleo.
Hubiera sido una boda civil, una más, una
ceremonia sencilla en el consistorio. Cuando se resuelva, el traspapeleo de
fondo, no faltaran aparecidos que les acompañen en la parafernalia de las fotos
del enlace, junto al edil oficiante
Justo donde quedaba la pequeña iglesia,
la de los primeros tiempos, una zapata tiene desplazadas las valiosas piezas
que se encuentran bajo los negros catafalcos que contienen los restos de este
misterio que guarda una Encarnación que estará muerta antes que sencilla.
Fueron dos noticias, pero parecen tres.
http://benbaso.blogspot.com.es/2006_07_01_archive.html
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 24 de Enero de 2008
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