lunes, 3 de marzo de 2014


Dos noticias, tal vez tres

Ahora, en estos días de un nuevo parón en el solar que esperan los placeros se edifique su plaza, en los que más desolado queda el vacio, y más grande se hace el agujero de la Encarnación, donde junto a la historia que queda amortajada por raídas telas, comparte espacio el jaramago y la lechetrezna, y las zapatas de hormigón  de la invasiva cimentación rivalizan con el albero ennegrecido por el trasiego de las maquinarias, allí todos los trozos de la historia desubicada, continúan, envueltos en negros sudarios, como bolsas de desperdicios, tal como un doloroso abandono de féretros, las que llamaron cuatro piedras de la controversia. In situ, o donde sea.

En este lunes de arreglos, de nacionalidad lingüística y económica, donde tanto humo se ha expelido en la negociación, que resultó sencilla a fin de que no quedara muerta, aparecieron dos noticias, dos opciones para recordar, a través de estas, lo que sucede en el solar, la primera era la piedra espía, y la segunda la muerta viva.

La piedra servia de Matahari para conseguir información, aunque  la responsabilidad que niega la roca, por más pérfida que sea, también niega la evidencia.

La viva, cansada de mantener relaciones con su pareja estable, deseaba hacer el amor como Dios manda, pero se quedó muerta cuando en el organismo competente, le informaron de que estaba muerta.

Las piedras hablan, esta sabía escuchar. Escogida de alguna cantera, era vaciada con el fin de colocar en su interior a modo de “bollu preñau” el sofisticado artilugio, que permitiría las escuchas del chismorreo político.

Las piedras de la Encarnación tenían información de primera mano y estaban tan vivas  como la muerta, antes de que le pararan los pulsos unos papeles. Pero los organismos, llenos de papeles, empeñados en hallar la piedra filosofal, se dieron con la alquimia financiera para hacer crecer, en lo que fuera un pedregal informativo de la ciudad hispalense, letales bejines.

La viva muerta, quería vivir el amor en un tálamo de satén sus tardías nupcias, y se encontró con la demora de un cadalso alucinante, una muscaria en los duelos de los dichos, que la obligará a llevar una vida de meretriz fantasma, en la eternidad de esa otra vida que le causó el papeleo.

Hubiera sido una boda civil, una más, una ceremonia sencilla en el consistorio. Cuando se resuelva, el traspapeleo de fondo, no faltaran aparecidos que les acompañen en la parafernalia de las fotos del enlace, junto al edil oficiante

Justo donde quedaba la pequeña iglesia, la de los primeros tiempos, una zapata tiene desplazadas las valiosas piezas que se encuentran bajo los negros catafalcos que contienen los restos de este misterio que guarda una Encarnación que estará muerta antes que sencilla.

Fueron dos noticias, pero parecen tres.
http://benbaso.blogspot.com.es/2006_07_01_archive.html
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 24 de Enero de 2008

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