Como botón de muestras valen estas dos que es fiel reflejo de las varias que
acontecieron en el día de hoy, y que sin ser uno de lo días que mas personas vinieron
a caer en el trampantojo sin puerta del laberinto de la Encarnación , pues se muestran como claros ejemplos siendo
altamente significativos de lo que allí sucede cada día, y lo que es peor, que como todos sabéis, que de sobra
tienen las dos responsabilidades el total conocimiento de lo que allí acontece.
La primera tiene como protagonista a un hombre de mas de
cincuenta años, bien pertrechado, con traje gris claro, corbata, bien peinado y
oliendo a after shave, no parece que sea cliente, pues no lleva bolsa que delate el motivo de sus estancia en el laberinto. Mas da la impresión que llegó al paso y tiene toda la pinta de que su permanencia
en el interior era debido a la curiosidad por ver aquello.
No serian mas de las nueve de la mañana, y se le notaba en su voz una cierta prisa, lo cual evidenciaba que fuera posible que buscara la salida, que se le resistía.
Cuando le observaba, viéndole al parecer contrariado por no encontrar la puerta , tuvo a bien preguntarme por donde se podia salir, intuyendo que estaria cerca la puerta inexistente.
No serian mas de las nueve de la mañana, y se le notaba en su voz una cierta prisa, lo cual evidenciaba que fuera posible que buscara la salida, que se le resistía.
Cuando le observaba, viéndole al parecer contrariado por no encontrar la puerta , tuvo a bien preguntarme por donde se podia salir, intuyendo que estaria cerca la puerta inexistente.
Pero no había puerta donde la buscaba para salir, mas cuando advirtió que la mas cercana le hacia retroceder en la dirección que intentaba llegar , y que no había puerta en ese lugar exclamó,
¡Lo que hay que ver! Refunfuñando por el chasco, tuvo que volver sobre sus pasos
para llegar hasta una de las puertas dobles que se colocaron en la calle
cubierta, como el camino mas corto para su salida.
Seria cerca de las dos de la tarde, la señora parece que físicamente
alcanzó los ochenta, y con voz pausada y tranquila me dice, ¿sabe usted por
donde se sale?, le pregunto hacia donde se dirige y el caso era que para llegar
a la calle de las hermanas, pues tendría que cruzar todo el laberinto, como el
hombre de por la mañana, y llegar hasta la sinuosa calle cubierta, para girar a la
izquierda y salir de allí. ¡Virgen santa! Que cosas hacen. Sin duda era la voz de la experiencia, que tantas cosas habrían visto.
No es probable que lo olvide, pero en estos casos, siempre me acuerdo, cosa
que ocurre a diario, de cuando me dijo de forma coloquial y campechana, pues
aun no era autoridad, “lo de la puerta tenemos que verlo”.
Les puedo asegurar que lo de la puerta que teníamos que ver, el no lo ha visto todavia, en cambio yo lo veo todo los días, como muchas personas.
Les puedo asegurar que lo de la puerta que teníamos que ver, el no lo ha visto todavia, en cambio yo lo veo todo los días, como muchas personas.
Mirando al piloto rojo de la cámara, el mensaje para el próximo
año es un deseo, dice : Para que este sea una entrada a la ilusión, y una salida de la crisis. Como ven, el también
pide una puerta de entrada y salida , como las de toda la vida de Dios, solo
que en lo de la Encarnación ,
después de tres años, podremos ver, si viene, como se sigue engañando al
publico, soslayando la Ley ,
y dando una imagen cutre de la modernidad en un espacio municipalizado.
No hay otra, por eso se hace exigible que la puerta que se coloque, mejor pronto que tarde, tiene que ser automática, para que en cuanto el censor detecte la presencia de cualquier persona, nunca mais tenga necesidad de preguntar, ¿Pero donde pusieron la puerta?, Pues esta se abrirá de inmediato.
No hay otra, por eso se hace exigible que la puerta que se coloque, mejor pronto que tarde, tiene que ser automática, para que en cuanto el censor detecte la presencia de cualquier persona, nunca mais tenga necesidad de preguntar, ¿Pero donde pusieron la puerta?, Pues esta se abrirá de inmediato.
Sevilla a 20 de diciembre de 2013
Francisco Rodríguez Estévez
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