viernes, 20 de diciembre de 2013




 ¡Virgen Santa!

Como botón de muestras valen estas dos que es fiel reflejo de las varias que acontecieron en el día de hoy, y que sin ser uno de lo días que mas personas vinieron a caer en el trampantojo sin puerta del laberinto de la Encarnación, pues se muestran como claros ejemplos  siendo altamente significativos de lo que allí sucede cada día, y lo que es peor, que como todos sabéis,  que de sobra tienen las dos responsabilidades el total conocimiento de lo que allí acontece.

La primera tiene como protagonista a un hombre de mas de cincuenta años, bien pertrechado, con traje gris claro, corbata, bien peinado y oliendo a after shave, no parece que sea cliente, pues no lleva bolsa que delate el motivo de sus estancia en el laberinto. Mas da la impresión que llegó al paso y tiene toda la pinta de que su permanencia en el interior era debido a la curiosidad por ver aquello.
No serian mas de las nueve de la mañana, y se le notaba en su voz una cierta prisa, lo cual evidenciaba que fuera posible que buscara la salida, que se le resistía.
Cuando le observaba, viéndole al parecer contrariado por no encontrar la puerta , tuvo a bien preguntarme por donde se podia salir, intuyendo que estaria cerca la puerta inexistente.

Pero no había puerta donde la buscaba para salir, mas cuando advirtió que la mas cercana le hacia retroceder en la dirección que intentaba llegar , y que  no había puerta en ese lugar exclamó, ¡Lo que hay que ver! Refunfuñando por el chasco, tuvo que volver sobre sus pasos para llegar hasta una de las puertas dobles que se colocaron en la calle cubierta, como el camino mas corto para su salida.

Seria cerca de las dos de la tarde, la señora parece que físicamente alcanzó los ochenta, y con voz pausada y tranquila me dice, ¿sabe usted por donde se sale?, le pregunto hacia donde se dirige y el caso era que para llegar a la calle de las hermanas, pues tendría que cruzar todo el laberinto, como el hombre de por la mañana, y llegar hasta la sinuosa calle cubierta, para girar a la izquierda y salir de allí. ¡Virgen santa! Que cosas hacen. Sin duda era la voz de la experiencia, que tantas cosas habrían visto.

No es probable que lo olvide, pero en estos casos, siempre me acuerdo, cosa que ocurre a diario, de cuando me dijo de forma coloquial y campechana, pues aun no era autoridad, “lo de la puerta tenemos que verlo”.
 Les puedo asegurar que lo de la puerta que teníamos que ver,  el no lo ha visto todavia, en cambio yo lo veo todo los días, como muchas personas.

Mirando al piloto rojo de la cámara, el mensaje para  el próximo año es un deseo,  dice : Para que este sea una entrada a la ilusión, y una salida de la crisis. Como ven, el también pide una puerta de entrada y salida , como las de toda la vida de Dios, solo que en lo de la Encarnación, después de tres años, podremos ver, si viene, como se sigue engañando al publico, soslayando la Ley, y dando una imagen cutre de la modernidad en un espacio municipalizado.
No hay otra, por eso se hace exigible que la puerta que se coloque, mejor pronto que tarde, tiene que ser automática, para que en cuanto el censor detecte la presencia de cualquier persona, nunca mais tenga necesidad de preguntar, ¿Pero donde pusieron la puerta?, Pues esta se abrirá de inmediato.

Sevilla a 20 de diciembre de 2013

Francisco Rodríguez Estévez

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