domingo, 29 de diciembre de 2013


Que puedo hacer

 El puente de este final de año hace que se prolongue el tiempo de la reflexión, de cosas que quisiéramos hacer, o corregir, para acometer el próximo, que esperamos que sea al menos mas esperanzador.

En esta ocasión no tengo que prometerme dejar de fumar como durante tantos me propuse, pues van para cinco que abandoné, espero que definitivamente, el consumo de humo de tabaco. Garantizo que tanto mis pulmones, y si acaso mis bolsillos, bien que lo han notado.

En el esplendido domingo, ultimo del año, antes de que las previsiones empeoren, tenia hecho mis planes para disfrutarlo, comenzando por el placer de conducir mi viejo coche para tomar un desayuno en el campo. La idea seria poder estar de vuelta sobre el mediodía, para dar un paseo por el bullicio del centro y almorzar en uno de los muchos restaurantes nuevos que, gracias al Sol, se ven al completo. La cosa continuaba, pero todo se fue al garete.

Salí temprano, y cuando llevaba conduciendo apenas unos kilómetros un tronconazo sonó en la parte posterior del coche que mas pensé que había pillado un objeto metálico o un trozo de neumático suelto  que no advertí que pudiera estar en la calzada.

 Pero mi gozo en un pozo no había nada debajo, pero el golpeteo se hacia intenso cuando recuperé la marcha. Lo peor era que una vez parado, al coger el teléfono pude comprobar que no disponía de batería, y apenas tendría para un intento mas de llamar, dado que el número llamado no contestaba.

 Al último intento pude contactar con mi casa para que aparte de darle la posición y circunstancias, le solicite que llamaran al servicio de asistencia en carretera. Batería agotada.

Pasada media hora me llego la ayuda de mi hermano, que tiene algunos conocimientos de coche, y tras comprobar el buen funcionamiento del motor, quiso oír  como era el ruido no identificado que le expresaba, y a ser posible que lo originaba, pero ni uno, ni lo otro, a pesar de hacer varios kilómetros probándolo.

Llega la grúa, y el mecánico piensa que puede ser debido a las zapatas de freno, y con el temor lógico de que pudiera agravarse la posible avería, o producir otra, o incluso el temor de un accidente, lo sensato era montarle en la grúa y traerlo hasta las puertas del taller.

Aunque faltaban minutos para el Ángelus, una vez superado el incidente, perdí el interés por llevar a cabo todo lo que el día me ofrecía. Almuerzo en casa.

Delante del ordenador  trato de poner en orden ideas y propósitos para el próximo año, cuando los que se hacen para un magnifico día no se pudieron llevar a cabo, lo que me hace temer que posiblemente tampoco, en este nuevo año pueda llegarme la jubilación como no se instale la puerta en lo de la Encarnación.

Estaba calculando las posibilidades y las estrategias para conseguir el deseado objetivo. Discernía todo lo había hecho, todo lo que estoy haciendo, y sobre todo, que puedo hacer, y por el momento lo único que tengo claro es, aparte de no creer nunca mas a los mentirosos, ni las cosas que te prometen, seguir pensando que es posible, y eso será algo que ni por ninguna circunstancia ni imprevisto me puede hacer cambiar de opinión.

Sevilla a29 de diciembre de 2013

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