miércoles, 11 de diciembre de 2013

.La visión

 

Se trata de la optimista mirada que me transmite un cliente ocasional, un señor que suele comprarme de vez en cuando, en especial cuando la prisa le hace no esperar en su establecimiento habitual. Por suerte,  siempre me hace llegar que solo la fidelidad le hace ser esporádico, por más que aprecia que la calidad sea similar, incluso a veces superior, y en el corte, acaso para congraciar, siempre encuentra en mí un mayor grado de profesionalidad. Ni que decir tiene que valora el grado de atención que le tengo. Creo que por aquello de que le escucho….

Omito su nombre, pero se trata de un hombre que ejerció en la sanidad, y ahora,  hace años jubilado le gusta leer, en especial las publicaciones científicas.

Su visión acerca de mi negocio, le lleva a pesar que debería de contratar a una persona joven pues según el, se crearía una mejor imagen, obviando claramente mi visionario cliente, que sin pasar el publico nadie advertirá cuantas personas estriamos dispuesta a atenderlo. Si chico o chica, gato negro, gato blanco, ¿pero donde están los ratones?

Me dice, tras preguntarme como va todo, y después de obtener la misma respuesta que desde siempre le hago llegar, que a partir de hoy,  todo me va a ir mucho mejor, y que apuesta que, en breve espacio de tiempo, este puesto será el mejor de todos, y esto es algo que no le hace falta vaticinio, aunque su optimismo es de agradecer, pues todo esto depende del tiempo que tarden en que se coloque una puerta.

Seguro que no existe un puesto con una vista al exterior que ocupe tanto espacio, por lo cual, con solo eso,  ya es una magnifica visión, sin tener que recurrir a palpitos, ni corazonadas.

Lleva el asunto la lógica que hace hablar al tiempo, y es que cualquier persona con poco mas que la observación cae en la cuenta de la necesidad de colocar una puerta, por ahora inexistente, que le diera vida a una calle sin publico.

Mi cliente sabe que no he cejado en mi empeño de mostrar, con gran esfuerzo, aun en los reflejos de unos cielos azules, las mejores carnes posibles, diría en muchos kilómetros a la redonda, pues no es facil  encontrar en un mostrador carnes selectas de Rubia gallega, Lechal de Frison, Limousine, Chianina, Angus Aberdeen, e incluso alguna vez de Retinta en extensivo, y esto no ha sido valorado, por cuanto el publico no pasa, y si no pasa pues no puede ver, ni tan siquiera los solomillos de ibérico por la terraza de la casa de ladrillos cara vista.

Cierto es que a veces es mi carácter que se agria con las ventas de minimos, cuando exponiendo los mejores embutidos posibles, solo primerísimas marcas, de las distintas sierra, tanto de Jabugo( Repilado, Jabugo, Los Romeros, Cortegana), como de Sevilla (Pedroso, Alanis) y las de Extremadura, (Fregenal, Mérida), recabando la mayor atención a marcas de la categoría de Aulet, la Selva, San Dalmay, especializadas en productos sin alergenos, (gluten, lactosa, conservantes) y sin olvidar los chorizos con denominación de origen de “Cantimpalos”, cecina de Astorga (León), y lacones ahumados, así como el autentico jamón tipo Praga, hamburguesas de ternera, carnes ibéricas,( lomo, carrilladas, solomillos presas) y otros elaborados, lomo adobado, chicharrones, avios de puchero, papadas ibéricas colgadas, unto y así hasta completar un centenar de referencias en claro esfuerzo por atraer a un publico que no puede comprobar las excelencias que se ofrecen en las vitrinas, y no ya por la reflexión de luz amarillas como reflejo de la del Sol en las fachadas, si no sencillamente por que por allí no pasa nadie. Algo que pocos podrían resistir.

La visión de este cliente me hace pensar que lo mismo puede ser que todo empiece a mejorar, hace al menos de un mes una señora que me compró algunas cosas hizo el mismo vaticinio, agregando que “Usted se lo merece”.

Por el momento, no sé, pero seamos optimista en esas fiestas, pues después de lo pasado últimamente y con el dolor de espalda que tengo, nada me puede ir a peor.- En este tiempo de esperanza, solo me cabe tenerla en el vaticinio que este buen seños ha tenido bien hacerme, cosa que agradezco, con lo cual, espero que si hubo anteriormente algún mal mirar, con esta visión de tanto positivismo le deje anulado, y a partir de ahora se abra la puerta cuando menos a un tiempo mejor.

Sevilla a 11 de diciembre de 2013

Francisco Rodríguez Estévez

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