miércoles, 29 de septiembre de 2010

El empastre

Tiempo calmo

Nada parece que turbe el silencio general que existe. Parece que estuviera todo de huelga general permanente. Se diría que este de cierre oficial, en el que los sindicatos obran de tal suerte, sea para que parezca que tenga relevancia la posición del ejecutivo ¿Pues que consideración tendría, en el concierto mundial, con las medidas económicas tomadas por los distintos gobiernos, aquel país que se quedara sin una huelga general?
El caso es, que sin movimiento en lo de la Encarnación, donde los trabajadores de las distintas subcontratas secundaron la llamada sindical para dejar de pegar, hasta parecía que se observaba un mayor numero de transeúntes por el vacío gris de la deformada calle Regina.
Apenas quedan comercios abiertos, pero ninguno abrió sus puertas, por lo que sin prensa, sin pan, y a puerta cerrada, hubo que tomar el desayuno de pié, en el bar empetado hasta las trancas.
Son los miedos que nunca se disipan, por muchos gritos de libertad, y deseos de paz, a los hombres de buena voluntad, como un gloria navideño, también llamado del solsticio, durante el cual, para el próximo quieren que lo de la Encarnación pueda abrir sus puertas.
En el tiempo calmo, este de la reflexión pre-llaves, ningún vendedor tiene la aceleración del cambio, ahora se piensa en los costos. Algo tarde, pero que viene bien para cuando se lleve a cabo la negociación, esa que dice que están llevando con éxito, no se sabe bien por quienes.
No llevan, en su poder caducado, los representantes de los señores industriales de lo de la Encarnación provisional, ninguna propuesta emanada de la soberana Asamblea de los socios, sencillamente por que no convocan Asamblea, ni consultiva, ni electoral, ni mucho menos para informar de lo “negociado”.
Pero nada importa, por el momento la preocupación son los costos, las cuotas de mantenimiento, la licencia municipal, los gastos generales, y sobre todo, que quede claro lo de la subvención, tanto en la cuantía, como en el incremento anual del IPC, como en la duración de los cuarenta años, y la garantía de que se recogerán durante todo ese tiempo en los presupuestos municipales, pues poco quedaran para comprobarlo.
El tiempo de silencio, el tiempo calmo, ha sobrepasado al tiempo jubiloso de lo de las llaves. ¿Quién tiene prisa, por inaugurar?
De poco puede servir, en la situación actual, enseñar los dientes, tal como un “cachuli”a loa “paparazzi”, y enrabietarse, y tal y tal, por tener que subir el tomate, cuando esto de la Encarnación va a tener el final que era previsible, y que tan aplaudido fue por su elección, como cuando el sótano.
De que cuenta será la virtud esa de “negar” los beneficios legítimos que “pide” el maldito vicio de la especulación por acometer ese capricho por encargo, al que tiene que sacar, lógicamente, y por contrato de adjudicación el lucro mercantil por la financiación llevada a cabo.
De que sirve lamentar las “bondades” inexistente, que llegaron a ver, ciegos de protagonismo, de un lugar que acabará no solo con la provisionalidad, cuando, incompresiblemente se ha alentado el jibarismo, y la automutilación de los propios miembros, en beneficio de la misma ruina anunciada, que supone aumentar el porcentaje de los gastos de la participación, cuando se reduce intencionadamente el numero de los supuestos “beneficiarios”.
En el tiempo calmo, la negociación, a tres bandas, banda oficial, banda de paso palio, y banda del empastre, tratan de montar el numero, de melodías animadas de ayer y hoy, con el berebepé,berebepé,bapiripipireipe,beybe, bay, bay, mis amigos, vamos a cantar, sueños y alegrías, con el rapapa, corazon, como en los mejores tiempos de “escala en Hi-Fi, que solo movían la boca, y no había nada que comer.
Sevilla a 29 de Septiembre de 2010-
Huelga General
Francisco Rodríguez

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