viernes, 17 de septiembre de 2010

De nuevo en el mismo sitio

En el mapa

Ha sido toda una suerte que esta ciudad de Sevilla, ciudad universal, gracias a lo de las “setas”, vuelva a estar en el mapa. Nada menos que en “mapa” es donde vuelve a estar esta ciudad, no en el “candelabro”, ni en la cresta de la ola, ni en la cúspide de las vanguardias, ni en la cima del esperpento, ni en la cumbre del papanatismo, gracias a las setas volvemos a estar en el mapa.
Venia a ser que con eso de la construcción del sueño todo el mundo mundial hubiera olvidado que justo existe un lugar justo en los 37º22’38” de longitud Norte y los 5º59’13” de latitud Oeste, donde el caprichoso Hércules se dio el gustazo de hacerse una casita, y tanto es así que, a pesar de los años, todavía no está claro los oscuros orígenes de esta segunda vivienda, ni las intenciones de su uso, ni los motivos por lo que se le ocurrió empezar a desecar el humedal con lo de las seis piedras, que venía a ser como lo de las tres cartitas, puro truco especulativo.
Basta ver las setas, para sentir que volvemos a estar como al principio, allí en los oscuros orígenes, y solo para volver a estar en el mapa, pero en lugar de las seis piedras que marquen la posición de las coordenadas, las mismas, de toda la vida, ahora son seis “setas” las que dejan la nueva marca, la que de nuevo marca de asombro, a medio mundo, y al otro medio ti te digo.
Seis setas, seis, Seis es el numero de la armonía, de la belleza, de Venus, de los días en los que se hizo el mundo, el numero del equilibrio. Cuando hicieron los números, uno dijo “encaje de bolillo financiero”, y otro, “arquitectura económica”, total 123 millones de euros.
Las seis setas de Sevilla, todo un símbolo que serán como los nuevos seises de esa Catedral, que “facen para que sean tomados por locos” y que se inspira en los cimborrios de la Metropolitana, para llamarlas “metrópol”, y no por lo del metro, y en las higueras de San Pedro, por la fronda, por la umbría, “parasol”, y no por lo de la estación del metro, que de construirse, al menos tiene garantías de que ni afectará a las raíces, ni a los cimientos de la torre inclinada, aunque cueste creerlo. Pero mas cuesta las setas, y mira por donde salen baratas, pues gracias a ellas volvemos a estar en los mapas. Y es que no hay nada que genere mayores beneficios, en menos tiempo,aunque pueda parecer caro. El mapa, es el mapa.
Sevilla a 17 de Septiembre de 2010
Francisco Rodriguez

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