sábado, 30 de junio de 2012

Del rosa al amarillo
(dos historias)

Gobernanza




Dice el diccionario que significa gobernar, muy especialmente recalca, con decisión, lo cual siempre puede ser bueno si resulta acertado.

Hasta cinco veces se lo escuche decir. Gobernanza, para gobernar, gobernar para tomar decisiones, gobernar para errar lo menos posible. Gobernanza para todos.

La gobernanza evidentemente no exige, como excusa, tener que emplear en su aplicación eso tan socorrido del manu militari, ni la obediencia jesuita, ni las blandenguerías justificativas, la gobernanza debe cómo mínimo tener rigor.

Es difícil contentar a todos, más difícil a dos partes encontradas, pero la decisión que exige la gobernanza debe de estar en el rigor de aplicarla.

Es un principio básico para una buena praxis en el gobernante, este siempre con fecha de caducidad, que debe de pensar en aquello de que algún día se marchara y volverá a ser un gobernado, acaso si sufrió mucho deterioro en ejercicio, saldrá con menos valor en lo personal de lo era antes.

Cuando dos mujeres piden ser la madre de un mismo niño, sin ADN, que lo pruebe, y sin fistro pecador que apechugue con los efectos de la guarrerida antes efectuada, y esto le ocurriera nada menos que al  mismísimo sabio Salomón, gobernante de los de antes, pues resulta que la criatura, la pobrecita criatura, esa se encuentra entre dos madres que reclaman su maternidad, posiblemente convencidas del juego que el niño puede dar en sálvame, y la criaturita, esta viendose claramente que se condena sola por la ofuscación de sus presuntas progenitoras ante los ojos del gobernante, pues visto y oído, que una tiene el mismo derecho que la otra, y ninguna aporta ni tan siquiera una mancha en la tunica, como hizo la Lewinsky en las pruebas de la sala oral, o fue oval, y ni tan siquiera un trozo del miembro cercenado en el sueño, como presentó, una vez cosido, Lorena Bobbit, si bien en la declaración confeso que de siempre le gustaba crudo, como los huevos, siempre aparecerá el dilema.

El gobernante no puede ser laxo, la historia esta pendiente de su decisión, y como no se puede encontrar otro niño, pues evidentemente no se trata de buscar una puerta donde no la hay, mas que una salida, todo parece indicar que la entrada la darán por detrás, totalmente contraria a natura, pues el gobernante no puede permitir que quede el caso abierto, ni dejar sin resolver el misterio de la autoria, como si se tratara del mercado amarillo, y en la presion del mundo mundial el gobernante tiene que tomar la decisión de la gobernanza, es decir la equivocada.

Cotejando los azules ojos, manda a la posible madre biologica, una vez le ha retirado la custodia por cosas de la nariz, a un centro de rehabilitación. Al niño a una casa de acogida donde una pareja le criará junto con sus otros hijos en un ambiente feliz, y a la otra, que por su raza negra se delata su friskidad, es condenada, pero en cuanto pague la multa se va a forrar en la tele contando como fue violada por el alto cargo financiero, y como, y que este ordenó a la clínica que dieran al niño, como si nada hubiera pasado, y que fue entregado en adopción, como era morenito, por una pareja de hecho gay, para que cuando pase el tiempo se forren en los Realty show.

La historia de la puerta era mas sencilla, y mira por donde se ha complicado, por la gobernanza, esa que puede dejarnos en cualquier momento con sus aciertos y sus errores, especialmente si no se gobierna con decisión, con rigor y con justicia, y en la debilidad se tiene que elegir una opción, del rosa al amarillo, que de entrada, no llevara a ningún lado.



Sevilla a 30 de junio de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

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