martes, 19 de junio de 2012

El milagro de la Encarnacion

El revestimiento

Una buena capa todo lo tapa. Decía el viejo profesor que nada mejor que, colocar un árbol de gran porte, para ocultar la fealdad de un edificio. Revestimiento ecológico.
Como difícilmente por estos pagos se acostumbra a rectificar en nada, viene bien que el prestigioso creativo, argentino nato, de convicciones y nacionalidad norteamericana, adopte, como en su pasaporte, lo más conveniente en su caso para esta creación que tanta notoriedad y resultados, como dólares, le han venido dando a lo largo, y a lo alto, de de su larga trayectoria en variaciones del mismo tema.
El caso es que si la madera está que arde, que no está bien visto por Al Gore, que de verdad se está dispuesto a cumplir con los compromiso de Kyoto, que hay que ser mas ecológico. Pues sencillamente se cambia el revestimiento, antes de cristal, luego de madera, ya se acertará. El argumento, las altas temperaturas generadas por el cambio climático. ¿Y que le ponemos?- Pues cerámica trianera de toda la vida y San Serenin del Monte, a otra cosa mariposa.
El brillo de la torre de luz se desvanece, y ni tan siquiera tendrá dos alfareras que la sostenga, cuando el Sol se oculte en el Poniente. Al menos con la caja será suficiente, y tal como si fuera un refractario horno almohade, refrigerado por una cubierta vegetal de jaramagos integradores del paisaje, no dejará de ser un gran pepino, a modo de mojón, que marcará las horas con su sombra. Siempre sombra.
Es cierto que no todas las ocurrencias, ahora se llaman ideas constructivas, tienen esa premisa de cambiar para mimetizarse en lo que sea, para que ese estilo supositorio que se impone, quepa donde se le encarga. ¡Aquí!, y ahí se pone, cueste lo que cueste.
Nadie puede imaginar, ni el más adicto, que lo que un principio fuera metálico, luego de madera, y posteriormente una mixtura, cóctel de materiales con protección de peligroso poliéster, tuviera ahora que modificarse, y encima que se le tenga que poner placas de células fotovoltaicas para el ahorro energético. Lo de la sostenibilidad, ya saben. ¡Vamos! .Y es que todos sabemos, desde siempre, que lo de la Encarnación era un misterio, pero cierto es que nadie dijo nada de milagros. Tendremos que seguir esperando a que se produzca con la última palabra, y entonces, si no queda en lo de la multa, no solo a San Genaro se le licuará la sangre.
Sevilla a 13 de Diciembre de 2007 (Santa Lucia)
Francisco Rodríguez Estévez

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