sábado, 16 de junio de 2012

Utrinque (que cosas)

Quien lo diría




Merecería quedarme en la cama, y cobrar la exigua pensión que apenas me alcanzaría para cubrir el gasto vital, pero aparte de la imposibilidad económica que supone no creo que me pudiera acostumbrar a tanto colchón camastrón, cuando llevo toda la vida viendo como los amaneceres me cogen en la calle. En ciertos días como el de hoy que todo salió contrariado, incluso llego a preguntarme que podría hacer tanto tiempo acostado, una vez despierto, y la verdad es que no se que se puede estar haciendo allí tumbado, aparte de para que te duela la espalda, hacer sangre en el varicoceles, incluso llevar a cabo la exploración preventiva, y todo por esperar no se que hora para levantarte, pues, aparte de rascarte, y largar gases propios del jubilo, como que no se me ocurre que se puede hacer, aparte de las cuatro tonterías de esas que algunos comentan que hacen, como el tai-chi, según dicen que mejora la circulación.

En la madrugada, cuando comienza a encender su luz el nuevo día, viene a ocurrir que el personal con el que te cruzas, no diré que asusta pero algunos tienen su punto.

Por los años de mirar Sevilla en su intramuros mas tortuoso, debería confesar de que aun hay cosas que me sorprenden, pues pensaba que lo del “pan paniscus”, mas que guarrerida, era cosa de la selva, aunque exceptuando, sábados, domingos y festivos, me cruce a diario con el panadero, por Socorro.

Hoy cuando, arrastrando la pierna, esperando que los nolotiles hicieran efecto, y nada mas llegar a esta Encarnación de mis canas, de sopetón y sin desayunar, me informaron de la noticia que nunca esperaba recibir, por mas que presumiera del utrinque peratus, de los cojones, según Cela, dandose confirmacion oficiosas de que alguien había decidido, diríase que súbitamente, que la puerta que vengo demandando para lo de la Encarnación, tócate los huevos, según dixit. Jaimito Borromeo, que esta no se colocaría en el lugar que siempre he indicado, argumentando como el mas idóneo, evidentemente solo he podido pensar que se trataba de una broma, otra mas, que los placeros con su gracias y sus asesores con su guasa, se inventan.

Pudiera ser que la confianza en las palabras de Gregorio Serrano, Delegado de mercados y de Mariano Peláez, Delegado de Sacyr, eran para mi lo suficientemente importantes para estar tranquilo, lo que se dice “utrinque Peratus”, que ni viene de trincar, ni de pedir peras, si lo que se solicita es desde el razonamiento la consabida puerta que todos buscan y nadie encuentra.

No puedo creer otra cosa, ni hay por que temer que se produzca ningún cambio, a menos que sean dos puertas, y esta otra, tenga, por decir algo, lo que pueda ser un desatinado emplazamiento, cierto es que cuando menos no parece que tuviera el rigor exigible para llevar a cabo este lugar y no otro, y por supuesto que sin estudio en la circulación interior de un espacio donde se supone comercial, como este laberinto de la Encarnación, que cada lunes quedará con los establecimientos cerrados.

No seré quien niegue las existencias de otras puertas, cuantas hagan faltas, pero mucho me temo que todo esto, que algún día acabará, y si es verdad que vence quien resiste, pues lo mismo resulta que cuando venzamos, volvemos a perder, como ya sucedió antes, y bien saben de pirricas victorias los placeros del reservorio.

Acaso ahora sea el nuevo tiempo de sacar otras conclusiones, y conocer otros criterios, pues me gustaría que hubieran mil puertas, pero si no es esta, ubi nihil vales, las demás no me importaran, ubis nihil velis. Por lo que efectivamente, a mis años, utrinque peratus, no estaba preparado, quien lo diría, para que se me mintiera.

Sevilla a 16 de junio de 2012

Francisco Rodríguez

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