(El hachazo)
Mucho antes
El sabio consejo dice que, cuando se repite algo muchas
veces, hace que pierda la importancia que pueda tener, para por consiguiente ir cayendo en la rutina del desinterés, y generalmente con posterioridad acaban en el
olvido.
Es pues, acaso más sabio, aquel que recomienda que las cosas
importantes tenga una difusión comedida, escueta, clara, y lo suficientemente seria, como para que acreciente
el interés general y no solo de quien pueda ser su principal receptor, pues el
efecto siempre es multiplicador.
Otros especialistas de la comunicación proponen que la mejor
formula para difundir un mensaje se basa en la reiteración continuada. En esto
de lo de la Encarnación
deberíamos de haber inventado otro sistema, pues los resultados alcanzados en
el silencio son nulos, y en la reiteración continuada se hace penosamente
inadvertida.
Les pediría, por el hachazo de San Eutropio, a cuantos ni
prestan la atención que creo se merece esta lectura, que es siempre mas de lo
mismo, que cavilara, analizara, mas los motivos que el pobre texto que empleo
para que llegue al lector las cosas que de difícil explicación han ido sucediendo
en lo de la Encarnación.
Al desesperado grito de agua a la soga, lo mismo alguien,
con suficiencia en el tema, descubre que cuando una voz se levanta en el
silencio y persiste en el empeño que la razón y el conocimiento le otorgan, no
puede temer ni a la excomunión, ni a la muerte, pues la sensatez del poder
incluso puede darse cuenta de que rectificar mojando la cuerda les permitirá
salir del error en el que con tanto silencio se empeñan en permanecer.
Naturalmente en lo de la Encarnación nada se
puede llegar a entender mientras no empiecen por abrir la puerta, y a partir de
esa rectificación, todas la demás serán cumplidas como las profecías de Malaquías,
que por aquello del hachazo, le ocurre como a los mayas pues se empeña desde siglo V,
(A.c.) con acabar el mundo, pero cabe la posibilidad de que la puerta de lo de la Encarnación , según los
responsables, tiene que estar acabada mucho antes.
Sevilla a 14 de Junio de 2012
Francisco Rodríguez Estévez
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