miércoles, 7 de noviembre de 2007

La estacion de la Encarnacion

El cuento de la estación

El cuento de lo que no suele, ni por asomo, aparecer por ningún lado, en los medios. La estación del metro que le borraron al proyecto premiado del metropol, y alguna explicación debería de tener que semejante proyecto de vanguardia, que así le llaman, y le dejaron en parasol, al cual, además de que no se aprovecha la energía solar “parada”, nadie explica que se le suprima ese nudo de comunicaciones, pudo escucharse en la memoria explicativa al jurado como intercambiador, y que a tantos ojos se les pase inadvertido su ausencia.
Lo cierto es que como la única estación que llegará a la Encarnación será esta de la Primavera que se nos viene encima, haciendo crecer los días casi a la velocidad que crecen las enormes columnas de lo que serán las gigantescas setas previstas para sombrear esta desarbolada plaza, donde sin que exista duda alguna, el destino de lo que fuera su plaza de abastos, se lo zampará alguna boca, que no de metro, sino con mayores fauces.
Al igual que realizados los grandes números, los macroeconómicos, se deberían de tener hechas las pequeñas cuentas, las que conlleva la cotidianidad para que perviva lo emprendido, al menos para aquellos que aplauden las bondades inexistentes en este proyecto de mercado, como tal, absurdo e inútil por su ridículo planteamiento, sepan por donde puede derivar la cosa, cuando al menos, comprueben que si no se hacen estas, a lo peor, el invento tiene de antemano fecha de caducidad.
A “grosso modo”, serán tantos los gastos a soportar, que las ventas, en competencia con la concurrencia de las ofertas, en ese reducto comercial necesitarán, no solo quintuplicar el volumen, sino que complementariamente tendría que ampliar el tiempo de las jornadas laborales, al fin de no perder las escasas posibilidades de lograrlas, a unos limites físicamente fuera de los derechos obtenidos en las reivindicaciones de los trabajadores, para retrotraerlos al tiempo donde empezaron las luchas sindicales. Acaso, tengamos que andar para atrás.
Puede que después de tantos años pasados en la provisionalidad, guste soñar con irrealidades, y hacer cuentas como la lechera, pero se deberían de hacer esos números que inexplicablemente nadie hace, y al igual que para la realización de este cuestionado diseño de mercado fueron realizados, no estaría de mas que se hicieran también, este otro, para que las cuentas le salgan, si fuera posible, a estos vendedores, tan desesperados de la provisional instalación, al menos para que puedan resistir a duras penas, como lo han venido haciendo siempre, y se atengan a las amenazantes tragaderas del insaciable pez grande que les merodea, sin tener que esperar que esto cambie.
De nada servirán las promesas, ni las palabras, ni aquello de que eso va a misa, pues es sabido que incluso a esta le llega el tiempo ordinario, justo cuando el calor nos traiga la estación de las vacaciones. Para entonces la sombra al menos aliviará las caldeadas chapas.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 26 de Febrero de 2007
Via cruxis del Valle

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