martes, 13 de noviembre de 2007

Solomillo(Psoa maior)

El psoa

Como estaba desde el principio de los tiempos, no piensen que se trata de la subdivisión de una sigla partidista, pues justo a nada que el barro fue modelado, el psoa tenia su razón de ser, pues resulta que le pusieron como elemento bisagra, que no de fuerza, para impedir que el lomo se doble hacia atrás, como hacen los contorsionistas descoyuntados, evitando, con su reforzamiento vertebral,( aunque suene a frase de político venido arriba), que el espinazo se rompa, permitiendo que pueda hacerlo en inclinación hacia adelante, como japonés, harigato, harigato, cuantas veces sea necesario para que por este reforzamiento quede beneficiado los abdominales en ejercicio. La panza, ya saben.
Los psoa son dos, el psoa maior, que nace en el sacro, sin confusiones, y rellena las ingles con su cabeza, sin perversos pensamientos, acogiendo femorales, se cubre con la capa de grasa que envuelven los riñones, a buen recaudo, bien custodiados, recorriendo la zona lumbar, para terminar donde las falsas costillas, también llamada flotantes.
El psoa minor sin embargo aguanta todo lo que le pongan encima, incluso la pierna, al longuissimus dorsis, pues quedó como guardaespalda. En medio de los dos el gran vacío, una gran cavidad colmatada, debidamente separada. En los bajos, el laberinto de cañerías, albañales, depuradoras y filtros, que finalizan en los tubos de escape y fugas. Al psoa, muchos no lo conocieron, ni tenían conocimiento de su existencia, hasta que fueron presentados por el maitre de mesa. “Aquí el psoa, aquí el deuteragonista de turno” Encantado. Mucho gusto. Es un placer. El gusto es mío. Versalles en el mantel, no me digas de usted, puedes tutearme. Así empieza esta relación que tanto cuesta romper, por eso, por el psoa, nadie quiere dejarla. Psoa, solomillo, solo tuyo.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 24 de Mayo de 2007

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