miércoles, 21 de noviembre de 2007

Rosa gris

Encarnación rosa

En la paleta cromática, el blanco degrada al rojo, que se hace rosa, rosa chicle, rosa pastel, y es el amarillo junto al azul, que sale verde, el que obtiene ese deseado color de la carne, el encarnado de imágenes. El encarnado que dice mi diccionario, pero que no es rojo, ni bermellón, ni carmín, ni bermejo, ni colorado, ni magenta, ni grana que es color de la carne. Carne roja, carne rosa, carne blanca, carne débil, pecado de carne, carne de guiso, carne ibérica, carne de toro, carne de filete, carnes en la Encarnación.
El rojo degradado, es decir el rosa, con algo de amarillo se volvería beige, y si se le pone negro de severidad, nos aparecerá el gris. Al final todo se vuelve gris.
Lo de la Encarnación, a lo que de base se le pone el rosa, para buscar la encarnadura, se completa con matices “verdosos”, cadavéricos, hasta que se consigue ese punto de rigor, mortis por supuesto, que envuelve el misterio de su muerte. Por que de toda la vida la Encarnación, se muere. ¡Vamos, que así estaba escrito!
Pero lo de la Encarnación, la de las phaloides, parece ser que aguantará hasta el verano por mor de un nuevo modificado. La seta aislada del grupo, la peligrosa, acabara en punta, como la papalina de Sor Emilia de la Caridad, con la intención de que el gran laurel que tanto estorba, y no pudo ser talado, quede a la sombra en ese Alhaurin de poliéster.
Así pues, dice la responsabilidad que después de 34 años que llevan los vecinos, esperando al mercado, este es que ofrecen para la gran ciudad. Aunque lo más importante será, que aguante al menos, tanto como el provisional. ¿Pero donde está el mercado? Al final todo se vuelve gris bajo la sombra.
Sevilla a 21 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estevez

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