miércoles, 14 de noviembre de 2007

GRANDE

Grande

Hubo un tiempo en el que en el Arte tenía un valor reconocido la miniatura, por la enorme dificultad que les suponía a los artistas su realización, y el desgaste que sufrían al dejarse los ojos en cada minucioso detalle de la minúscula obra. Un primor.
Ahora, que todo cambia, tenemos el formato Coloso en el candelero escultural, tipo “huevo”, que nos llegó del frio, aunque algunas de las ultimas plantadas tengan un corte de “muñeco”, donde el homenajeado y la ciudad, rozan la ridiculez.
Caballo grande, que se vean, como huevos tipo “Babieca” de la huchinton, como los zapatones de paso al frente de un altivo Daoiz, sirven a la nueva corriente que opta por lo descomunal, en la mediocridad del gigantismo, y nada mejor para ello que acercar con la banca ayuda, las vanguardias al ciudadano aprovechando las previas de las inauguraciones llenando de Mitoraj la remozada, reordenada, reconvertida, y extraña plaza Nueva, y para la desconocida, desconcertante, desastrosa, e inhóspita Alameda, ¡Ay, Alameda!, la muestra de Valdés. Grano, a grano.
La línea pre-inaugural llevada, no hace pensar que, para la epatante Encarnación, nada le vendría mejor a la azotea-botellodromo que lucieran bajo las descomunales setas piezas de Botero
Donde en la profundidad de su laberinto arrasado, como encendida por el pirómano que la destruye, Roma está que arde, al menos para calentar las calderas de Botero con su nueva fundición. En las alturas mas madera, tanta, que se pueda revestir de pino, pijama del ultimo sueño, Zzzzzzzzzzzzz, para travestir con su disfraz de trompeta de los muertos, el metálico marco de cambio, y no precisamente monetario, si no el una fiesta, fiesta, pluma, pluma , gay, para rubricar en que queda convertida la noche “soleana” con mañana de “Mieles” cuando la guasa de los “Jalogúeis”, que es otra modernidad de las vanguardias, que deploran el valor “de profundis” para recordar a la ausencia haciéndola presente, y se empeña, sin explicación, en aplaudir costumbres importadas de lo que llaman el imperio del capitalismo. Rosa en el mar.
Pero al menos, la demora de los contratiempos, las improvisaciones, las nuevas ocurrencias y la estación del esperado metro, con nuevas excavaciones, la aprobación del trazado, y la incógnita de los recursos, lógicamente prolongaran la existencia de la provisionalidad, y el cinco de Noviembre, de este bendito mes, que aun deja sentir el calor, nos traiga, a falta de inauguraciones anunciadas y el humo de las castañas, la necesaria lluvia, y por este año, de momento, las setas de la Encarnación, solo las encuentren en los mostradores de los pequeños puestos, casi del tiempo de la memoria histórica, de cuando la deuda, cuando la plaza de abastos si que era algo grande.
Sevilla a 25 de Octubre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

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