miércoles, 7 de noviembre de 2007

Verde y Rojo

Hablando

Fin del encierro. La perseverancia de los mineros, es lo único, (junto con las elecciones en puerta) que ha hecho rectificar a quienes representan al poder, según se desprende de las palabras del validado a los medios, congratulándose de llegar a los acuerdos y soluciones que se pactan, y firman en documento, gracias al dialogo. Lo que hay que oir. Lo cual da a entender que toda la movilización, y todo el esfuerzo realizado, se hubiera evitado con tan solo haber escuchado lo que tantas veces han repetido. Final feliz.
El caso es que la firmeza en sus convicciones, la demostración de solidez sin fisuras en el desanimo, la solidaridad con los compañeros perjudicados, y las elecciones en puerta, dieron su fruto. Un ejemplo para todos. Trabajadores unidos, a veces ganan.
Lo que no se acaba de entender, es que media ciudad, expresando su malestar, le exija al propietario de una empresa, (aunque sea de sentimientos), que se vaya. Que se le critique por como gestiona su propio dinero, se le censure por malgastar su capital, se le pida cuentas por su fortuna invertida y que incluso se piense llevar a la Justicia. Cuando por el contrario no se tiene esta actitud de exigencias a los que en esta gran empresa de todos, hacen y deshacen, como si de su propiedad fuera. Que gastan con el criterio de los sobrados hasta el filo de la quiebra técnica. Que contrata a cuantos consejeros y asesores, de fidelidad contrastada, se necesiten para las gestiones, sin que le tiemble el pulso, y acomete sin temeridad las indicaciones de estos.
Al propietario, que se muere por su empresa, que tiene testamento de fortuna más plusvalía, a favor de los que le reprochan sus desaciertos, cuando antes vitoreaban. Que fue adquiriente forzado en el ultimo minuto, cuando nadie aparecía, y que su imagen de bronce se hizo punto de veneración, se le dice vete ya. De lo que diga, al hablamos.
De que hablamos, ¿de dinero?, ¿de sentimientos? ¿de gestión? En cambio a quien sin inmutarse se muestra, que endeuda nuestra gran empresa con caprichos como setas de la Encarnación, y deja sin terminar la herencia de quien le obligó a coger el tren enterrado, que hizo de la alianza una batalla de fuerzas, sin beneficio para el accionariado, y un pacto tranviario de progreso, para volver (dejando el coche), a las bicicletas, y el bronce cambiado, Encarnación, por mas madera ¡Ay, Alameda!, escondido el suyo por las sirenas, nada.
Al contrario del propietario que, por mas que digan, solo se marchará cuando el disponga, o el disponible le proponga un dorado retiro, al poder efímero no solo le hace falta disposición para hablar, escuchar, estudiar, discernir, decidir, actuar, explicar, disponer, advertir, proponer, rectificar hasta encontrar soluciones y llegar a acuerdos convergentes con el accionariado para encontrar el continuismo, basta con tener la urna en la puerta, o la sopera para el ultimo viaje, pero a lo de la Encarnación, como no lo diga la Justicia, se le va a hacer tarde hasta para el encierro.
Sevilla a 7 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

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