jueves, 29 de noviembre de 2007

El silencio cesante

Esa cosa

Es una realidad que el silencio no ha sido interpretado como un rechazo, y que la protesta de corrillo, e incluso de indignación, por generalizadas que sean, no ha generado la menor inquietud en el cotarro como para que fuera una preocupación añadida, para los que tienen que resolver, a veces con improvisaciones, en que quedará semejante cosa.
Los días pasan, y a siete meses de la anunciada inauguración del parasol metropol, inversión qatarí para llenar el vacío de la tantos años abandonada plaza de la Encarnación, donde, con la creación de nuevos niveles edificativos, y colmatada por variopintos elementos constructivos, más parecerá “la feria de las naciones”.
En la planta sotano, una vez que no pudo realizarse allí el mercado ideado por la anterior alianza, ni el gran aparcamiento, si la suerte nos acompaña, estará terminada la estación del metro. Velocidad de vértigo.
El “antiquarium” expondrá una valiosa colección de piezas salvadas en la excavación, junto a las que están por desenterrar, al parecer, las mas importantes. Eso será correr.
Lo de la rampa de Imagen, seguirá siendo un misterio, pero cualquier observador caerá en la cuenta de sus pasos, que la modificación de la alineación ha dejado bastante estrecha las calles alterando la alineación medieval que nos llegó hasta que este pacto, de Encarnación y Alameda, ¡ay Alameda!, se pusiera ha hacer esas cosas que los demás no tenemos más remedio que aguantar, sencillamente por permanecer en ese silencio cesante que tanto gusta practicar. ¡Por que, no hablas!
Sevilla a 28 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

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