Mañana será otro día
El calor ha llegado como el rebote esperándolo y temiéndolo.
Evidentemente que si mañana será ella ¡Virgen de la Estrella! La mascarilla será
de obligado cumplimiento y quien sabe.
Cierto es que la franja horaria no va
con nuestra temperatura, pues ya se hace penoso llevar la boca y nariz tapada
durante el doble de horas que se recomienda de uso para las mascarillas de quirófano, ya que son las más soportables en el transcurso de tantas horas.
Salir a la calle a las tres de la tarde con la mascarilla de
siete horas tapando boca y nariz y caminar por las calles sin sombras, hace del
regreso una cansina caminata que me lleva bastantes minutos más que los de días
pasados.
No son horas para estar nadie en la calle, ni niños asintomáticos, ni compradores
de nada, ni ancianos vulnerables, no son horas más que siestas, y ni se explica
que hace la gente con niños en la calle en esas horas de calor , si hasta después de la siete de la
tarde ni apetece.
Mi horario confinal, y el responsable de necesidad, no coinciden con mi trabajo, de hecho ya no
coincide ni con aquellos corredores matutinos de la ansiada fase uno, cuando me dirijo pasito a pasito con la
mascarilla puesta por donde pocas personas la llevan, acaso mañana se las
pongan.
Después de respirar y aspirar durante ocho horas, desconozco la
efectividad de estas, pero se hace que no puede ser bueno, pues luego viene lo
peor, ponerse en marcha a pleno Sol durante media hora requeterespirando en la
humedad generada en la compresa de los pliegues desplegados de la mascarilla de un solo uso. Desechable a las tres horas.
Tengo cosas que hacer, despues de tres meses confinado, a veinte kilómetros, y para ello se
hace imprescindible coger el coche, sin tener certeza de que puedes ir en esa franja impuesta cuando seria a partir
de la siete en la que alivia el aire la lógica de ponerte en carretera, por
supuesto con otra mascarilla.
No lo sé, pero solo pienso en el protocolo a llevar a cabo
para el ambiguo cumplimiento de lo dispuesto. Pues estando a dos metros de
distancia de otra persona la disposición de la obligatoriedad del uso de
mascarillas se anula ipso facto.
Ya parece larga distancia, que dos metros, según
se ha explicado miles de veces, para que el virus llegue de la boca de quien lo
expele justo a la nariz del receptor, a menos que te escupa en la cara, en cuyo
caso, pienso, que el vulnerado, de todas a todas, hará vulnerable al vulnerador, de la vulneración que
le causaría el palo en la boca, que como vara de medir, alcanzaría los incisivos,
los caninos y los premolares, y el escupidor asintomático, si lo prefieren, mejor que
un respirador vaya directo al dentistas, con la mascarilla en la boca evitando
perdidas que no sea solo las de marfil.
Mañana será otro día, ahora en la fase
uno ni podólogo, ni dentistas, ni cardiólogo, de compañía privada, que tenia
citas en Marzo ni descuelgan el teléfono.
La peluquería, ya no coincide con mi
franja horaria, antes por la tarde, ahora por la mañana.
Acaso lo de vulnerable
sea por aquello de vulnerar los horarios de la fase uno y es que no me queda
otra, Viene a ser como la vara de medir distancias en ojo de agrimensor, y la
mascarilla de un solo uso, por tres días.
Mi compadre me ha traído el reloj de
mano derecha, que había prometido regalarme, voy a ponerle hora de Alemania,
que ya hay futbol.
Sevilla a 19 de Mayo de 2020
Francisco Rodriguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario