En el bebe
Ni acierto el significado, solo lo intuyo en el contexto, pero a lo de la Encarnacion le
dieron en to el bebe, cuando en el 2004 le dieron por el 2007, que viene a
significar en el bebe.
Era el inicio de la mayor demora que podía esperarse
desde la provisionalidad tres años más de espera y la guasa de la madera para risas
del concejal escalador. Mas madera. Y en un suspiro se pasaron siete
lustros. Y ya ven lo que hicieron. Justo
en el bebe.
Que si lehman brothers nos llevo a la crisis mundial al iniciarse aquel 2008 , año de la rata chino, y entre ratas y bubujas, la madera del bebe llevo a los placeros a tener la plaza municipal de abastos con más recortes que los ajustes ministeriales. Una ruina.
Doce años para entrar en otro año de la rata chino,
y aun estaban los coletazos de los estertores finales cuando en lo de la
Encarnacion la rata, que hubo quien la llegó a ver, cambia los chinos por
pandemia, y malos sea que ya no te coja en el bebe, si sino que alcance a dar en
el coma, y ni queden ratas, ni murciélagos, ni zarigüeyas, ni pangolines, esto
será cosa del visón.
Doce años no se harán fáciles de llevar, sobre todo si no tenemos
viejos que soporten ,aparte del cuadro clínico, el drama familiar. El anciano es
el futuro.
Este año cuando llegue la Navidad, y llegamos, el bebe, y
bebe y vuelven a beber, será una bendición el tener al abuelo en la mesa, allí no faltará nada.
Los viejos tienen que durar
por mucha caducidad que tengan por lo menos doce años, pero se hace posible que
tengamos prorroga y con pactos, sean quince tambien, y si no hay mal que cien años dure, tampoco hay muchos
abuelos que lo resistan.
Hoy primer día de mascarilla, de esas que cuestan un euro en
la farmacia y solo duran tres horas, esas finita de pliegues que se estira, y
que cuando regresas por la tarde del trabajo, caminito amigo, con la sombra al
pié, y con la sonrisa horizontal húmeda de los flujos y la leve viscosidad que
acumula tras más de ocho horas de uso sin tregua, apretadita para que no se escape nada,
para que sea filtro seguro que evite que nada se cuele, diría que tal menester fuera como
si estuviera colocada en el mismísimo bebe, que ni decir tiene que se soporta incómodamente,
por mucho que se haga necesaria y obligatoria. No hay sangre.
Se confirma que lo de la mascarilla ocultando la sonrisa se
llevará por bastante tiempo, si con la
nueva prórroga del estado de alarma, los calculados rebrotes, y un Otoño sin
vacunas, los viejos serán cheques al portador, al menos para pagar las
mascarillas, 2 al día, por 4 personas y el abuelo, son 10 euros que por un mes
la cosa se pone en 300 euros, o una de dos o nos contagiamos o comemos. ¿Quien hará las cuentas?
Asusta escuchar que
uno de cada tres niños padecerán secuelas por la escasa alimentación que en los
primeros años se hace fundamental para formales tanto física como intelectualmente.
Como si la pandemia les hubiera alcanzado a dar el todo el bebe, y en muchos
sitios ni agua tienen.
Sevilla a 21 de Mayo de 2020
Francisco Rodriguez
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