Exit, resurrexit

Llega a su final la feria del confinamiento, Todo acaba. 

Hace calor y no era cosa de pensar como estarían tantos forasteros tratando de librarse de esta alta temperatura que despide la jornada final, cuando de siempre fue el día grande.

Pero los desaciertos de una encuesta por cambiar lo que debería de haber sido inamovible, demuestran hasta el momento, que no lleva a la mejora de la más grande de las Ferias, mas después de las pruebas de tres años y el presente  suspendida, da para pensar si no se rectifica el error.

Posiblemente estas fechas a la inversa para ponerle final en sábado, por más que sea un capricho con ignotas intenciones , seguro que las tendría, hace ver que en nada se revitaliza esta fiesta,  cuando languidece mostrándose en este final  mortecino, cuando la resurrección nadie puede desconocer que llega en Domingo, de toda la vida.

Siemprte es Domingo.

A las 6,30 hora la calle estaba solitaria, ni coches pasaban cuando cruzo hasta el intramuro,  y por el carril bici de la muralla, una pareja entradita en años y en peso hacen caminata juntos, no hay nadie cuando me esperaba encontrar con la media maratón. 

Llegando a lo de las setas, una persona indescriptible en la edad, con la cara roja de un esfuerzo desmedido, se lanza a un sprint que me pareció temerario. Me dio la impresión que en la soledad realizó el alarde al encontrar quien lo viera con su sudadera y chubasquero fluorescente. Cosas de mayores.

El trabajo hoy ha desbordado las previsiones, y la plaza municipal de abastos ha vuelto a tener el bullicio que tenía perdido, mas difícil se hacía en algunos momentos mantenr la distancia social de 2 metros, y en ocasiones parte de que no se cumpliera correspondía a la cantidad de columnas que el anti comercial diseño se habían dispuestos incumpliendo el propio reglamento de mercado en vigor que establecía calles de 5 metros de anchuras y superficie diáfana. Algún día se hará algo.

Durante treinta y cinco minutos me encuentro en una franja horaria que no me corresponde, es el tiempo que me lleva a caminar de mi trabajo a mi casa. Son las 15 horas, por suerte hace tanto calor que no veo a ningún niño en estas horas que le designaron, cierto que después de comer lo mejor es no estar en la calle pudiendo hacer una siesta.

Todo el intramuro que cada jornada recorro en la ida y en la vuelta, este ha sido el más solitario, acaso dos personas paseando perros, y un hombre en bicicleta buscando un contenedor de vidrios para arrojas las botellas vacías que lleva en dos grandes bolsas y que tintinean en el adoquinado. Ahora me he dado cuenta que ningún contenedor de vidrios hay hasta llegar a Capuchinos.

A las 15,30 llego a casa, han pasado nueve horas desde que salí a la calle y diez desde que me levante de la cama. 

Un dia como el de hoy en la feria del año pasado, era el ultimo día y acaso hizo poco más de calor al que hace hoy, y después de almorzar algo hizo que no me sintiera bien y decidí que lo mejor era echarme al suelo. El susto estaba servido.

La pérdida de conocimiento, por suerte tuvo una respuesta rápida,  cuando en mi caseta participan varios médicos, e inmediatamente ya me tenían controlado pulso, tensión, glucosa, y oxigeno en sangre. 

La  ambulancia viene en camino, por suerte es sábado y no hay carruajes, NI caballos a pleno Sol. Pasada media hora todo vuelve a la normalidad en los parámetros que en la unidad de emergencias han controlado.

 Listo, camine despacio y beba agua.  Más tarde puede comer lo que le apetezca. Todo parece indicar que el calor fue la causa.

Acaso el final lleva al principio. Y es la feria de Sevilla que se acaba sin haber empezado, una fiesta de 1846, que muere y resucita cada año, se hace nonata en este 174 aniversario, que hubiera sido cuarto del cambio. Antes muerta que sencilla.

La pólvora de los fuegos artificiales, de no haber sido por el confinamiento hubiera prolongado la fiesta hasta el domingo, pues son unos minutos de más los que lleva a clausurar una fiesta que tiene sus orígenes cambiados por veinticinco mil, DE LOS SEISCIENTOS MIL, MAYORES DE EDAD CENSADOS.
 EN ESTE CASO DE MANIFIESTA MINORIA NO CABE LO DE MENOS ES MÁS. EVIEDENTEMENTE NO ES LO MISMO PARA TOMER UNA DECISION, YA SEA DE PRUEBA, PARA ALGO DE TANTA IMPORTANCIA PARA NUESTRA CIUDAD.
NO HAY NINGUNA DUDA, DE QUE VOLVEREMOS A LOS ORIGENES, SE ACABARON LOS INVENTOS.

sEvilla a 2 de Mayo de 2020

Francisco Rodriguez