A las 16...102 más

A la 16, 102 más

Salgo tarde, no me ha dejado salir de la cama, y aun  siendo temprano el retraso se me hará sentir. Me tenía tan cogido que hubiera merecido la pena quedarme un poco mas de tiempo, pero ella me demostró lo que ni mi “chica” pudo lograr.

 Valeriana me ha dejado destrozado, la noche me la hizo corta y tenía que levantarme, cansado, y  aun quería que permaneciera más tiempo, cuando salgo de la cama y  tambaleando llego al lavabo.

Me despejo con un buen café solo, y no dispongo de tiempo para nada. En la calle la fase uno es el paradigma de la desescalada, ningún corredor, ningún ciclista, nadie con perro, nadie, absolutamente nadie  en un claridad meridiana que deja ver los espacios sin coches de cuantos se pusieron en fuga hacia algún lugar de la provincia, ya sea para ver a la familia, o  acaso hacer una barbacoa con amigos en la parcelita

El trabajo de ocho horas con mascarilla se hace agotador. Entre el desinfectante y la lejía las manos perdieron la textura, ahora reseca, y la fragilidad de las uñas. No llevo la cuanta de la cantidad de veces que en la mañana lavo mis manos que no le pongo guantes, precisamente por higiene. Aun quedará limpiar todo después de recoger los artículos. Sin duda una hora más. La bundesliga empieza a las 16.30, a las 16 las noticias informan de 102 muertos en el día de ayer incrementa el número de fallecidos por el Covid19.

Salgo del trabajo en franja de niños, llevo mascarilla nueva, pues de tantas horas respirando en ese filtro de papel como que no parece bueno.

 La tarde azul hace ver que en los bares se agolpan los covidiotas, no solo para obtener los beneficios de la vitamina D que ofrece el Sol, pues agrupados en distancia de baba de caracol copan las mesas las distintas sillas, taburetes, cajones y toda clase de asiento incluido el suelo para tomar la bebida de cebada que en ya en el Antiguo Egipto era medicina.

Son muchos los bares con mesas a la calle los que hay abiertos en los dos kilómetros, al menos los que siempre atraen más público, permanecen cerrados. De otro modo seria una feria, y sin forasteros. Caracoles y cabrillas. Nadie lleva mascarilla evidentemente. En todo el regreso me doy cuenta de que soy la única persona que la lleva, lo que me hace pensar que al menos por mi parte no cabe responsabilidad de los contagios que  puedan producirse. Manos lavadas, mascarilla puesta, distancia social 2 metros. Confinado hasta el lunes a las 7 horas, en la que tengo previsto acudir al trabajo, fase uno, si ella me deja.

Ocurre que tanta información desinforma, e incluso preocupa saber que el Presidente Sánchez solicitara al Congreso le apruebe una prorroga de un mes,  y entonces ¿estamos o no estamos?, se confirma que volverán los rebrotes, que el coronavirus no ha desaparecido, y que las medidas sanitarias son mascarillas, lavado de manos, desinfección de locales y mercancías y reducir los aforos.

Se hace harto complicado, pero que hacer, seguir confinado de por vida hasta que aparezca una vacuna eficaz, o entramos en la escalada de fases en  la desescalada con la previsión de que los ancianos en residencias no encontraran finales evitables, y los contagios que se produzcan por covidiotas o otra causa, incluido la desesperación de una miseria que se deja sentir en colas alimentos sociales o de Caridad.

La clase médica en general, todos los servicios, que han estado en primera línea conocen perfectamente como las gasta el Covid19 y de que se dispone, tanto en camas, como respiradores, test, y medicación como una avalancha les venga por la cervecita.

Los autónomos, que pusieron cierre por más de dos meses, y tienen unos vaticinios que alcanzaran hasta Julio, sabe que la persiana bajada puede ser mortal y no existe ni cama , ni respiradores salvo que el colchón aguante quedarse un poco más en la cama, solo o con “Melisa”.

Sevilla a 16 de Mayo de 2020

Francisco Rodriguez