Hoy talleres
Las previsiones de calor me hacían temer que no me quedaría
en la cama un poco mas, era previsible que me despertaría temprano, y lo peor
que iría solo al campito, una parcelita familiar con vivienda y piscina,
posiblemente para no hacer nada, acaso buscar las gafas perdidas.
El plan empieza a fraguarse distinto a lo previsto, y bien temprano me
llama mi hermano para intentar cuando menos reparar la desbrozadora. Tiene interes.
Allí estamos,
la mesa transformada en taller de mecánica para desmontar el carburador a la primera y montarlo a la quinta. La
maquina anda. Reparaciones MacGuiller.
En lo imprevisto lo impredecible. Llegan. Ni por un momento pensé
que mi hermana me pudiera acompañar teniendo lo suyo como dice Guillermo, menos
que lo hiciera Pepe con Sergio, y completando la desescalada que en cuatro mil metros hay sitio para todos, llega mi sobrina Lole con sus hijos, visita
descartada por su trabajo telemático. Taller de barrido.
Se has hecho viral, que me parece entender como noticia más
vista, que después de tres
meses un joven se reencuentra con su burrita. Conmovedor.
Les cuento que en el campito vive en libertad
un hermoso gallo de raza “Marans”, llegó al final de pasado verano donde las gallinas de mis tres vecinos colindantes
vinieron a criar sus pollitos, así durante algún tiempo en el que deje de
verlas con sus filitas de pollitos. Este hermoso gallo solitario es muy grande,
no tiene vuelo y le faltan algunas plumas de su preciosa cola azul, como si se
las hubieran arrancado.
Todo me llevó a pensar que tendría que ponerle algo de comer
y ya me dirán si en cuatro mil metros tiene la despensa de yerbas e incectos,
mi ignorancia me hacia llevarle cada semana algunas semillas, pan duro, galletas,
arroz, y cualquier otra cosa en especial pipas de girasol peladas.

Aparece la sorpresa, llegan Frank y Marta, con sus hijos Carlos
y Lucia. Zafarrancho. Taller de limpieza de piscina, con agua a presión sin
agentes químicos. Ha sido el principio, de otro más a fondo antes del llenado.
Taller de retirar yerbas de las
rendijas del pavimento 100 metros cuadrados. Taller de cortacésped, Guillermo
lanzas las líneas de un gran cuadrante. La desbrozadora hace lo que puede en
yerbas tan altas hasta que agota la carga de mezcla del combustible.
El breve paseo se ha convertido en un día menos de confinamiento
y hemos podido volver a una normalidad, dentro de lo posible, pues ya cada vez
se hace más difícil, que es lo natural, incluso que pueda quedarme.
Este año
puede ser que sean algunos días más de este verano desescalador los que
tengamos talleres de pintura y talleres de albañilería, junto con los talleres
de limpieza barrefondos, talleres de vigilante de la playa, talleres terapéuticos
de natación, talleres de jardinería, de riego e incluso talleres de barbacoa. Pura actividad.
Talleres de buscar las tijeras verdes, de encontrar las
gafas. Talleres de conocimientos del medio, poda selectiva, y otra muchas
actividades a llevar en este lugar por donde campea mi gallo colorao, que son
los nuestros, vuestros, suyos, para cuando quieran venir. ¡Hay talleres!
Carlos y Mario han disparado sus pistolas de agua, y me ha
puesto pingueando, 38 grados. Dos fríos chorros de agua a quemarropa, sin parar
hasta empapar la camiseta color naranja descolorida de los años.
No han tenido
en cuenta mi desescalable vulnerabilidad,
pero que saben ellos. Lo que si saben es que mi venganza será terrible, lo
saben.
Esta mañana de talleres, hará que el día con sus largas
horas propias del sesteo se me hará más llevadero en el confinamiento, pero no
debe de preocuparse el doctor Simon con
los rebrotes, en esta ciudad, con el calor que hace, no hay quien salga a la calle. Macarena 39º
dice mi móvil.
Sevilla a 24 de Mayo de 2020
Francisco Rodriguez
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