
El camino
La madrugada ya clarea y se empieza a ver como se
desespereza todo a medida que avanzamos, la ida es de recorrido más rápido a
pesar que me sigo embelesando con los ruidos que la naturaleza, en el silencio,
nos deja sentir.
Refresca esta mañana
después de los pasados días de un calor casi propio, de los de aquí.
La tarde
lleva los pasos más cortos como llamada de un capataz de pasopalio, no hay
prisa por llegar, a esta hora que por pocos minutos transgredo la pauta
ordenada, los pasos solo me alcanzan a pisar la sombra de mi propia cabeza, así
como un juego.
Aun no he contado los pasos que doy en este camino que a
diario tomo como recorrido habitual, a pesar de haberlo intentado muchas veces,
tampoco sé a ciencia cierta cuantos hectómetros mide pues no creo que llegue a
dos kilómetros.
El caso es que tiene muy mala comunicación, cuando a veces hay
que tomar dos o tres autobuses y la distancia de la parada, y la de
llegada ya se harían la mitad del
recorrido, contando que la espera no se haga demorar.
Cuando aquel edil que
vete a saber qué motivos tuvo ya dejo claro, claro que solo por unos días, que no aprobaría ni un solo euro mas para lo del
metropol, permitió que el voto de calidad decidiera echar el resto, según
manifestación allí no se podía hacer otra cosa, y menos dejar un camino a
medias.
Ahí andamos, once años después. Entonces llegó el año de las mortecinas
luces de Navidad, a las que poco a poco,
pasito a pasito, partido a partido, se nos va cambiando el camino. El led es el
futuro. Y las fotovoltaicas, se olvidaron con las tonterías, de vanguardia y
modernismo. Patochada le oí decir en docta casa a un premiado gran arquitecto,
y a otro no menos importante, en sacro lugar, que aquello era fruto del
papanatismo
Del nudo de intercomunicaciones, con la coletilla de modal
que se le interpretaba en su retorico hablar, para explicar cómo los modos de
acceder a esta encarnadura central desde cualquier punto, y que desde donde las
radiales partirían, tal como en un principio el viario de nuestra ciudad, hasta
el último confín, que ya era decir.
El tiempo habla, y nada más lejos de lo
hecho de lo dicho. ¿Estación de metro? Pues como las fotovoltaicas.
¿Aparcamientos rotatorios? Cortado el tráfico, ¿zona azul? Ni azul, ni roja. No
hay lugar donde aparcar, imposible para la llegada de posibles compradores. ¿Carga
y descarga? Tres plazas reservadas en Imagen, y otras tres en alcázares. Todo
el comercio del centro para ser atendido por agencias que ni quieren traer mercancías.
El camino para llegar a lo de la Encarnacion plaza municipal
de abastos se hace duro a la fidelísima clientela, no es nada fácil, el autobús
queda alejada su parada, incluso la del taxis, tiene la colocación invertida el ultimo
es el primero. La bicicleta que circulan, lo hacen por zonas de peatones no tiene
carril este eje, el sueño del carril
bici ya se esfumó en la última chupada antes de retirarse. Junto con el metro
centro. Un tranvía sobre camino de hierro.

Cuando pasemos de la desescalada, y en el horizonte se atisbe
un cambio por la enseñanza del covid19 recibida, todo debería de empezar por
aprender que los climatizadores necesitan renovación de aire, que los espacios
publico les favorece el ozono, que las puertas deben de ser automática, que las
rejillas de las canalizaciones deberían de cambiarse por discretos registro de evacuación,
que los pasamanos son puntos de infección que no deben de ser tocados…… y de
esta forma se hace caminito al incierto futuro.
Sevilla a 7 de Mayo de 2020
Francisco Rodriguez
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