viernes, 31 de enero de 2014


Tiempo penitencial

 

El pecado fue hace mucho tiempo, pues resultó ser mortal cuando se dejó que otros construyeran sueños, mientras los pobrecitos placeros dormían su reparadora siesta, y en ella cada tarde las responsabilidades se alojaron,  ojo avizor, vigilantes, como los de la playa, vaya, vaya, mas aun con asignaciones del fondo que bien valdría la vigilia, pero sin ayuno, pues más parecían  bien remunerados fondos de pensiones con cargos a los presupuestos generales.

Indudablemente que se sabía, mas no que fuera tanto su cuantía, pero para que les voy a contar, que con el trabajito que cuesta ser profeta, parecía imposible que nadie tuviera sospechas insidiosas hacia tan abnegados compañeros, que aun jubilado se posesionaba como adalid, por el cariño que profesaba, y miraba por el interés  en la confianza generada en veintidós años de sestear los compañeros en sus propias narcolepsias, a cuento de que convendría tocar diana y crear alarma social cambiando el panorama viciado de la retreta.

La Encarnación fragmentada hasta las ultimas consecuencias, ahora es solo un reducto en el que los placeros, aparte de vender, (aquellos que venden) un amorfo habitáculo donde en la conformidad manifiesta, han pasado a formar un residual de cooperativa imposible, pues en nada se ajusta esta de Comerciantes a los dictados de la propia Ley de Cooperativas, y que extrañamente, una vez cumplido el objetivo social, ni tiene razón de ser, y a la que, en la debilidad existente, ninguna de las dos responsabilidades, entiéndase Ayuntamiento, por cuanto es un espacio municipal, ni Sacyr, que es la concesionaria de toda la polietapica y multidisciplinar construcción, y sus aledaños, en nada, pero en nada de nada, atiende ninguna sugerencia, necesidad, o petición que formulen estos placeros que para colmo tiene electos por tres años mas a sus representantes, y además, dispone del staff suficiente tal como si fuera una verdadera Cooperativa.
Por suerte los directivos son altruistas, y en sus luces y relevancias, les basta con saberse que forman el Consejo Rector, y por lo tanto ya no perciben cantidad alguna.

Le llega a esta Encarnación su tiempo penitencial, después de tres años de aquí para allá, aparece la sentencia, pues, según estaba escrito, de esta condena nada le puede salvar.

Ocurre, que los directivos remunerados, los de los veintidós años, tuvieron a mal, antes de la huida, que no fuga, y teniendo en todo momento el asesoramiento jurídico pertinente, proceder a despedir al personal que realizaba los distintos servicios en la plaza provisional, así como en la razón social.

Cuatro trabajadores que  en 2010, entraron en una negociación, a espaldas de los interesados, y que por lo que cuentan, (pues nunca se vio un papel firmado) estos serian acogidos por la concesionaria, sin pensar que existiera la posibilidad de que esta les pudiera mandar al  túnel de las Pedrizas, al puente de Siracusa, o al mismísimo canal de Panamá, antes que al mercado de formica.

 Por suerte para ellos, el despido además de improcedente, no tenia, en ninguna disposición expresa  en el contrato de las partes, para que estos empleados fueran moneda de cambio, y en su derecho, la concesionaria, salvo dinero en metálico, y explotación de edificios municipales,  resulta que no los acepta, por lo que el vía cruxis estaba servido.

De Herodes a Pilatos, ante Anás y Caifás, no importaba sufrir en sus carnes las caricias del “flagrum” despiadado del capricho, estaba escrito que la Encarnación tendría que pagar los pecados cometidos, para la salvación de los hombres.

Hoy me llega la noticia de que estos hombre, según sentencia del supremo, (como lo del PGOU, pero en serio), a resuelto tal como era predecible a favor de estos trabajadores, y desconociendo lo que se dice en ella, nada me aparta de que se tendrá que indemnizar de forma generosa, por cuanto se tienen que incluir los intereses, mas las costas judiciales, y el daño psicológico que tal atropello les pudo causar.

El caso es que a esta Encarnación caída por las ventas, abandonada por la responsabilidad, y con la misma asesoría que aconsejó a los vigilantes llevar a cabo semejante actuación,  y la posterior defensa en los tribunales, evidentemente sin éxito, no tiene otra, a menos, que se puedan localizar a los anteriores responsables, esos que “se llevaron algo mas que veinte años”, y que menos que en la medida posible exigirles las responsabilidades económicas a las que la desacertada decisión, que llevaron en el sigilo, y que nos puede conducir, como estaba escrito, directamente al Gólgota. ¡Que cruz!

Sevilla a 31 de Enero de 2014

Francisco Rodríguez Estevéz

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