miércoles, 15 de enero de 2014


Día sin fin

 

No les he contado que desde el día de Reyes tengo un pié hinchado, solo uno, el izquierdo. No me he dado ningún golpe, ni me he pinchado con nada, estaba sentado  y al levantarme empezó con un dolor agudo que remitió al instante y desde entonces no ha cesado.

 Aun no había aparecido la hinchazón solo el dolor. Automedicado con paracetamol un gramo, sin alivio, y tirando como pude llegó el miércoles. Visita al medico de urgencia, este observa leve hinchazón y prescribe ibuprofeno 600, es lo que hay, aun advirtiéndole que esta medicación aparte de subirme  la tensión, me agrava un problema de la piel, que va para tres años, y en espera desde Noviembre de los últimos resultados de distintas pruebas. La doctora insiste en el tratamiento.

Lo dicho, dos días con la tensión disparatada, y la nueva floración de manchas en la piel, no aliviaron en nada ni la hinchazón ni el dolor. Sábado, consulto al farmacéutico, y me recomienda Enantyum, cada ocho horas y Voltaren gel. Algo de alivio, que aparece de nuevo el dolor, y permanece la hinchazón del pie.

Estoy por ir al Macarena y esperar cuanto haga falta, con la urgencia colapsada, aun a riesgo de contraer la gripe, y pedir a Dios que no me receten nuevamente ibuprofeno.

El día detrás del mostrador en la desértica calle se eterniza con el malestar que el dolor del pie me causa. En la preocupación ni podía esperar que alguien tropezara dando con la cara en el cristal pensando que se abriría una puerta inexistente.

A fin de cuenta aquello es una guasa, y el joven, tratando de encontrar salida al mercado de la improvisación, llego a este que sin duda está considerado como máximo exponente en la ciudad de la gracia, antes de las personas, justo en donde se empleó el dinero de la patronal de la construcción, en lugar del inexistente, (como la puerta) cuando se pregonaban construcciones  de sueños.

El trío de jóvenes están grabando un gag, y nada menos que pensaron que encontrarían el argumento para la tontería bajo las setas, y así poder montar la historia, lo cual no es ninguna broma ganarse la vida haciendo tonterías profesionalmente. La guasa está cuando en lugar de hacer cosas se hacen tonterías.

Por unos minutos he olvidado el dolor del hinchado pié, y el que me causa comprobar como cada día las personas intentan encontrar una puerta inexistente, el humor ha sido una breve terapia paliativa, por mas que la improvisación llevada a cabo  fuera excesivamente improvisada, al punto que recordaba las medidas que aquí se llevaron a cabo, pues cuando una madera no pega, se inventa el pegamento, a falta de dinero, el voto de calidad, y si se olvidó la puerta, pues nada mas fácil, se busca la Ley de Accesibilidad, y se hacen las indicaciones para que se coloque.

Por el momento a estos jóvenes de la improvisación, les he obsequiado con algo que les puede venir muy bien, posiblemente cuando menos lo esperen encontraran que se les abrirá la puerta que buscaron en la Encarnación.

Espero que esta noche mi pié pueda obtener un poco de alivio por los efectos de la medicación, pues será harto difícil de que mañana aparezcan otros cómicos que lo mitiguen. El martes por la tarde tengo la cita del medico.

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