martes, 14 de enero de 2014

Son como niños

 

En lo de la Encarnación, en la que ni valieron las leyes, ni las normas, ni el reglamento, ni tuvo importancia el dinero de su costo, ni el rigor de los documentos que se firmaron, me pregunto ¿Qué puede importar para ambas responsabilidades enfrascadas en el “síndrome pimpinela” instalar una puerta para que las personas mayores y las discapacitadas puedan utilizarla para entrar o salir del espacio mas anticomercial de cuantos puede uno imaginar y que algunos se empeñan en llamar plaza municipal de abastos?  

No se, pero acaso sea hasta peor lo de decirle a la azotea, lugar de eventos, zona de ocio privatizada, o plaza de la mayor indignación. Se esperaba, se suponía que con el cambio, que fueran tiempos de otras decisiones. Era plausible el interés, levísimo interés en recuperar la estatua de Vasallo, para integrarle en este capricho que evidentemente no nos ha situado en el mapa, como aseveró el teutón para aplauso de los capullos, pues ya la historia se encarga de demostrar que la Encarnación llevaba una docena de cientos de años antes de que apareciera cuatro chabolas en la orilla del Spree. Lo que son las cosas.

El icono del tiempo rosa, es algo ya inevitable y permanecerá en el tiempo que sus materiales duren y se les proporcione anualmente una estricta y cara revisión para su mejor conservación.

Otra cosa es lo que llaman mercado, donde la aplicación de los cuatro millones cuatrocientos mil euros para el equipamiento que generosamente el doctor dotó para atender a los pobrecitos placeros que así se lo habían solicitado, y cuesta creer que tal dineral se haya empleado en esta aplicación, ya que por la minima calidad de los materiales se hicieron obsoleto en el primer año.
Todo se podría reparar, e incluso reponer, y otras tantas deficiencias serian plausibles que se rectificaran. Sin lugar a dudas la primera seria instalar la puerta para cumplir la Ley, sin olvidar la que lleva para un año sin reparar, y que decir de los aparatos de aire acondicionado, de los ventiladores, e incluso del pavimento de granito, o los panales de fenólico, o la mortecina luz, o los tiradores de las puertas, quien quita que embellecer aquello con unas cortinas verticales que palien efectos perversos en las vitrinas, y el alcantarillado, y por que no reducir el volumen de las aparatosas columnas que en otra disposición hubieran dejado los espacios del viario totalmente diáfano. Demasiadas cosas, y la responsabilidades, que si no lo hago, que si no te pago, que si no cobro, que lo haga Rita, que  si patati que si patatán.
Lo cual viene a demostrar varias cosas, una la falta de seriedad en algo tan importante y que ha costado muchos millones a la ciudad, y lo segundo, que aun después de tres años, convendría saber que interés tienen estas dos responsabilidades en lo de la Encarnación para que actúen con tanta banalidad. Solo se puede encontrar una respuesta ante la evidencia, y no es que demuestren incapacidad, o falta de preparación o madurez, es que juegan.

 Con la Encarnación juegan todos, es como un juguete en la que cada día les hace sentir que llegaran de nuevo los Magos y piensan ingenuamente que les resolverán todas la deficiencias del marron que nadie quiere asumir.

Sevilla a 14 de enero de 2014

Francisco Rodriguez Estevez

No hay comentarios: