domingo, 31 de marzo de 2013




Entera
 

No puede haber error, salvo el consentido, en lo de la Encarnación, pues los responsables están mas que enterados de que lo de las puertas a lo que llaman mercado es un verdadero desafío  al la deficiencia, y es que aunque quisieran no se puede hacer peor.

Otra cosa es que aun estando sobradamente informados y sabiéndolo perfectamente, administración y concesionaria, que ambas partes, ya sea bien al alimon, o por separado, una vez comprobado los efectos que origina esta aleatoria colocación de las puertas, pues resulta incomprensible,  que después de mas de dos años, que estas no hubieran actuado, cuando menos optando por la solución de abrir nuevas puertas, y por supuesto automáticas para cumplir con la Ley de Accesibilidad.

Otra cosa es que no escuchen, e incluso cabe la posibilidad de que no quieran oír. Seguro que, aunque son dos las responsabilidades en el contrato entre partes que existe en lo de las setas, que estas no son mitades de un todo por mas que la obligación de ambas sea entera cuando recae tanto en una como en la otra, al menos mientras se entienda que la plaza municipal de abastos de la Encarnación, es la parte publica no privatizada del polietapico y multidisciplinar complejo de lo de las setas, icono de la indignación que también son conocidas como el capricho.

Sobradamente saben que cada día continúan las personas buscando una puerta justo donde al alemán ni se le pasó por la cabeza, pero que el tiempo dice que era la mejor ubicación para colocar una puerta diríase que principal, pues tendría una ocupación en donde estuvo otra, la de Neptuno, en el demolido mercado.

Viene a recordar esto del mejor trazado y optimización del recorrido al ingeniero burro, que no es otro que esa acémila que encuentra, solo con su instinto, la mejor trazada para realizar un camino que una dos puntos en un terreno escarpado.

 Ni que decir tiene que esto es una broma universitaria, de primero de ingenieros.  Así me la contaron. Con esta premisa mas nos hubiera valido el sabio burro para la garantía de la optima elección de las entradas y salidas de esta laberíntica plaza municipal de abastos, supervisada por la gerencia de urbanismo, y la delegación de consumo, pero no fue tal el animal que para el acierto se dispuso ya que al tener como tal a este alemán que en plana superficie, y galimatico diseño, no tuvo en cuenta las entradas y salidas naturales, solo hizo para sus risas esta tontería, aparte  de una barreduela de cristal, escaleras para nada, huecos al vacío, monteras basurero, pasillos bar, husillos ineficaces, puente sin seguridad, azotea para la indignación, mirador en perdidas, lo cual generó tal vanguardia que los palmeros destrozaron sus manos batiendo el aplauso a la modernidad.

Es posible que si la responsabilidad se entera, que no sea a media, y bien por que escuche, mejor si lo comprueba que si los aplausos se apagaron en su día,  ya es tiempo de poner soluciones, y nada mejor que comenzar instalando la puerta, sí, justo donde la busca el publico, en la travesía central, lo demás, será seguir en la tontería.

Sevilla a 31 de Marzo de 2013

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