martes, 19 de marzo de 2013







Algo que las justifiquen

 

Aparte de que todo hace indicar que el brote lo propició el capricho, y no una decisión contrastada de modernidad, y como lo anterior tenía otra mano, ¿o era olivo?, no deja de ser evidente que el gusto por las setas, aquí no será una moda pasajera.

Y es que da la mala espina eso de que el revuelto tenga que tragarse, si es que no quiere quedarte sin comer. Zeta y sopa.

Mala opinión será siempre la que se emite cuando deja patente un rastro de obligada afinidad con la retribución. Por eso, desde que apareció el fallo del fallo de las setas, puede advertirse que los afines escriben y describen  unas supuestas bondades, por el momento desconocidas que deben de ir aparejada a los emolumentos, pero que no acierto a cuando menos intuir en la maqueta que se nos muestra.

Tal vez por los motivos de libre profesión también se vierten opiniones y comentarios acerca de lo que está por ver si puede ser realizado desde una realidad que puede verse a nada de asomarse un poco al solar, y que  en estos casos comparto. Es el complejo de Jano de la callada mariana, la muy difícil, que siempre se hace presente. ¡Ay Alameda!

Por eso, con la misma capacidad conocimiento, responsabilidad, y respeto que se merece toda opinión, no deja de ser sorprendente que el incomprensible gasto de 58 millones de euros en setas, algo así como diez mil millones de las antiguas pesetas, que no es cosa baladí, para que se empleen en una epatante cubierta, a menos que se esta erija a mayor gloria de sus mentores cosa que es de temer, como un recuerdo ad eternae, lo cual parecería dilapidar el escaso erario publico, pues en todo caso hubiera bastado con una plaquita de alpaca paras colocarla en el mueble bar para enseñar a los amigos y si acaso un busto al gusto hispalense de la betica , o en su defecto polaco, visto el éxito obtenido en la muestra o lo que sea que adorne cualquier recoleta placita.

Desde luego que gustaría confirmar que es lo que mueve  a los defensores de la propuesta micologica para que esta tenga por ellos una defensa a ultranza y sin concesiones, y sin que puedan explicar una, solo una de las bondades que dicen, y uno, uno solo de esos muchos beneficios que nos reportarán los diez mil millones del ala de la inversión.

Pero no bastará decir que bonito, que es atrevido, o que es original diseño, como el de la gasolinera de Hannover. Sería suficiente con una cualidad que justifique tanta sombra, para que la adversa opinión, pueda cambiar antes de que al parecer, es ya imposible dar marcha atrás, y se tenga que soportar el espanto que causará aunque se aplauda, ver aquello al menos hasta que el ojo se acostumbre, junto a un encendido rubor y algo mas que vergüenza cuando se cierren las cuentas. Y es que en el fondo no somos tan moderno como para resistir tanta vanguardia, aunque a decir verdad el plato, es el plato, y eso si que es una justificación de peso.

Sevilla a 9 de Marzo de 2007

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