domingo, 24 de marzo de 2013




                                                                    
                                                                   
 Dialogo mudo  
                                               




 
Mientras imagine que sigues ahí, que no te has ido, que permaneces para entender lo inteligible del asunto, estas líneas escritas distará mucho de quedar convertidas en un soliloquio grafico de vana utilidad, motivo por el cual continuaremos manteniendo este dialogo mudo, pero no callado, que sobre lo de la Encarnación, ¡ay Encarnación!, empezamos a trabar entre la palabra escrita con caracteres nebrijanos, y el confidente lector, cuando con la sonrisa advierte lo que esconde el disparate.

La deformación profesional del doctor en excedencia, le hace tomar medidas médicas, disfrazadas de políticas, obligando en prescripción facultativa el cumplimiento a todo hijo de vecino de esta callada mariana, a tener que caminar buenos trechos para bajar los índices de glucosa y colesterol. Receta que tan alegremente nos hacen los políticos, convertidos en sanadores, velando por nuestra salud, cuando nos prohíben el nocivo tabaco, que tanto recauda para el saneamiento de todos, pues todos somos Hacienda.

El disparate de las medidas es culpa de la artrosis, no de la peatonalización, pero las caminatas se las trae. Una vez alejadas las paradas de autobuses, a nada que se apaguen los cirios, llegar a la Encarnación, desde Osario, dejará para el arrastre a todo aquel que no disponga de una buena osamenta y una dinámica masa muscular, para recorrer los siete hectómetros que la separan de la nueva terminal.



El obligado paseo, con seguridad, restringirá su acceso a muchos clientes viandantes, con lo que además del azúcar, bajaran los arqueos de las registradoras, por mas tiempo del previsto.

El cajón de la interminable obra, de momento, y a pesar de que nadie cree en lo que es solo una intuición de observador, no llevará el metro en sus entrañas, (que quedará, si la hubiera, para otra ocasión), a pesar de que fue, por su germánica solución, objeto de premio, ni tampoco los aparcamientos en su alrededor, que tantos puntos obtuvo del jurado la ingeniosa solución teutónica y utópica, del ya te veré.

 Naturalmente esperaran otra ocasión, tampoco es el momento. Así pues, el almacén de acopio instalado en la calle, entre las dos plazas, ocupará por demasiado tiempo el excesivo espacio autorizado, sin reparar en los daños colaterales que sufrirán aquellos que tengan que multiplicar sus cansados pasos, por unas urgencias que se nos antoja improvisadas, de política de prisas, lo que deja un rastro de cacosmia, que lo de las phaloides, por muy amorfas que parezcan, semejará a un channel, canal abierto o de pago, como el” recto”, calificativo del proceder. Al final el hito, como siempre saldrá “mojon”

Francisco Rodríguez Estévez

Sevilla 8 de Abril de 2006

 

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