domingo, 1 de junio de 2014



Tal día

 

Tal vez los concienzudos estudios, acaso el capricho, la casualidad, o el poner una fecha, como obligado cumplimiento de las bases para determinar una inauguración imposible, la de un proyecto que si ya no era posible realizar, menos, en los plazos que, para conseguir una adjudicación, se atrevieron a proponer.

La mágica fecha de 5 de Junio de 2007, como fecha inaugural, fue una de las muchas bromas que lo de la Encarnación tuvo, aparte del aquel clamoroso fallo del concurso, para empezar, al premiar un carísimo capricho, fuera de escala, contaminador de edificaciones protegidas.

De nuevo en la proximidad de la festividad de San Bonifacio, en este año en el que se hubiera cumplido el séptimo aniversario de la fallida inauguración, resulta que cuando aquello aun no ha cumplido los tres años y medio, tiempo transcurrido en el para nada se ha creado aquellos ingresos previstos, en las cuentas tan imposibles, como conocer el costo real, aseguraron desde la responsabilidad que en la mitad del tiempo se garantizaban la desorbitada inversión.

No tiene “Buenacara”, siendo patrón de los cerveceros, inventor del árbol de Navidad, por darle el cambio a un roble y colocar en su lugar un pino finlandés, tal cual del que se cortan las laminas, que una vez aglutinadas las capas con el pegamento probado en laboratorio conforman la cubierta fungiforme de esta Encarnación  en la que San Bonifacio ha quedado como una anécdota del fracaso.

El caso es que la adjudicataria, afirma que las cuentas no le salen, lo cual era previsible, y ha caído en la cuenta, nueva cuenta, de que el mantenimiento de aquello no tiene “buena cara”, y se deja ver con unos números para encontrar aquellos que puedan hacer posible los que siendo imposible, como el propio proyecto, no se le cayó la cara de vergüenza a quienes le auspiciaron los grandes beneficios, a estas fechas inexistentes. Y que decir de las comprobaciones al efecto.

Hace ya 18 años, que tal día  este de San Bonifacio me embargaba la pena, y desde entonces le tengo en el recuerdo inolvidable, aun sin que le hubieran elegido como fecha inaugural de lo de la Encarnación, acaso ahora con mas motivos, pues no tiene “buena cara” saber que existen diferencias entre las responsabilidades de esta Encarnación, con plaza municipal de abastos incorporada, a la que desde la inauguración, que fue pasada la Esperanza, ya que nunca pudo ser por San Bonifacio, en la que la puerta que falta desde entonces, está pendiente de una llamada telefónica, eso sí, con “buena cara”.

Tal día no puede hacerse esperar, pues de demorarse una vez mas, en este caso la prometida llamada telefónica para mas tranquilo en el despacho oficial tomar un cafelito poder, mas que restablecer el dialogo, determinar si para el próximo aniversario de la frustrada inauguración tenemos la puerta abierta, o mucho me temo que baje las persianas con muy mala cara.

Sevilla 1 de junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez  

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