martes, 24 de junio de 2014


Cinco meses

 

Fue allá por el mes de Enero en el que después de mil maneras empleadas para que lo de la puerta, que es cosa que solo puede estar en su mano, alcanzara la comunicación oficial de que definitivamente tenia conocimiento, de lo que hacia años sabía.

Era por el mes de Enero, a mediados, cuando, la confirmación me llega a través de una carta, una esperanzadora misiva en la que el gabinete de alcaldía me transmite que lo de la puerta esta en vía de solución. Una solución que no ha llegado, igual que no ha llegado la llamada para mas tranquilo, en el despacho oficial, una tarde, me dijo, y tomando un cafecito tratamos el asunto.

Un asunto, este de la puerta automática obligatoria para cumplir con la Ley de Accesibilidad, es algo que en lo de la Encarnación no es cosa que sea preocupante, por cuanto la transgresión de leyes, normas y reglamentos vienen siendo de común, elementos de tolerancia en este icono.

Que en zona saturada de bares y ruidos se autoricen cuantos fueran menester, tiene la misma lectura que optar por colmatar de bolardos la zona en una caótica ordenación de un trafico imposible  con nula posibilidad de acceder a una desaparecida zona comercial, incluida la sinuosa calle que  aparte de que ni en la vida llegará a ser la prolongación de la 5ª Avenida de Nueva York, seria menester reparar el artilugio de la puerta apilable que va para un año desde que amaneció destrozada.

Cinco meses hace de la carta, cinco meses esperando conocer la vía de solución que se me comunica, vía imposible, solución inexistente, y tres meses esperando la llamada para el cafelito.

Hace ya  tres años y medios que quedaron al descubierto todo el cúmulo de errores que, por ceñirlos en lo que llaman plaza de abastos, eran patente desde el primer momento en el que se tomaron tantas decisiones desacertadas, pues algunas, por importantes, como la co0locacion de las puertas y la distribución de los espacios comerciales, llamados puestos,  cosas que hubiera bastado, no ya consultar a un técnico en distribución y estudio de los recorridos en los espacios comerciales, pero cuando menos, pudieron aplicar la obse5vación de lo que se hace en aquellos que funcionan, y por increíble que parezca,  aquí no se ha hecho el menor esfuerzo para subsanar alguna, en especial, esta de la puerta, que por ser una obligación con una Ley que se soslaya intencionadamente,  y por que su instalación, sin duda, mejoraría la circulación en el interior de un galimatico laberinto que, por día ,demuestra su carácter anticomercial, más, cuando existen demasiados elementos y actuaciones defectuosas, a las que si no se les aplican soluciones de mejoras, fácilmente nos indicaran su fecha de caducidad.

No me atrevería a tanto, lo mismo no los aguantaría, pero lo mismo cinco años puede ser un vaticinio para acertar, y perder ganando.

Sevilla a 24 de Junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez  

 

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