Cinco meses
Fue allá por el mes de Enero en el que después de mil
maneras empleadas para que lo de la puerta, que es cosa que solo puede estar en
su mano, alcanzara la comunicación oficial de que definitivamente tenia conocimiento, de lo que hacia años sabía.
Era por el mes de Enero, a mediados, cuando, la confirmación me llega a través
de una carta, una esperanzadora misiva en la que el gabinete de alcaldía me
transmite que lo de la puerta esta en vía de solución. Una solución que no ha
llegado, igual que no ha llegado la llamada para mas tranquilo, en el despacho
oficial, una tarde, me dijo, y tomando un cafecito tratamos el asunto.
Un asunto, este de la puerta automática obligatoria para
cumplir con la Ley
de Accesibilidad, es algo que en lo de la Encarnación no es cosa que sea preocupante, por
cuanto la transgresión de leyes, normas y reglamentos vienen siendo de común,
elementos de tolerancia en este icono.
Que en zona saturada de bares y ruidos se autoricen cuantos
fueran menester, tiene la misma lectura que optar por colmatar de bolardos la
zona en una caótica ordenación de un trafico imposible con nula posibilidad de acceder a una
desaparecida zona comercial, incluida la sinuosa calle que aparte de que ni en la vida llegará a ser la prolongación
de la 5ª Avenida de Nueva York, seria menester reparar el artilugio de la
puerta apilable que va para un año desde que amaneció destrozada.
Cinco meses hace de la carta, cinco meses esperando conocer
la vía de solución que se me comunica, vía imposible, solución inexistente, y tres
meses esperando la llamada para el cafelito.
Hace ya tres años y
medios que quedaron al descubierto todo el cúmulo de errores que, por ceñirlos en
lo que llaman plaza de abastos, eran patente desde el primer momento en el que
se tomaron tantas decisiones desacertadas, pues algunas, por importantes, como la
co0locacion de las puertas y la distribución de los espacios comerciales, llamados puestos, cosas que hubiera bastado,
no ya consultar a un técnico en distribución y estudio de los recorridos en los espacios comerciales, pero cuando
menos, pudieron aplicar la obse5vación de lo que se hace en aquellos que funcionan, y por increíble que parezca, aquí no se
ha hecho el menor esfuerzo para subsanar alguna, en especial, esta de la puerta,
que por ser una obligación con una Ley que se soslaya intencionadamente, y por que su instalación, sin duda, mejoraría la circulación
en el interior de un galimatico laberinto que, por día ,demuestra su carácter anticomercial,
más, cuando existen demasiados elementos y actuaciones defectuosas, a las que si
no se les aplican soluciones de mejoras, fácilmente nos indicaran su fecha de
caducidad.
No me atrevería a tanto, lo mismo no los aguantaría, pero lo
mismo cinco años puede ser un vaticinio para acertar, y perder ganando.
Sevilla a 24 de Junio de 2014
Francisco Rodríguez Estévez
No hay comentarios:
Publicar un comentario