lunes, 2 de junio de 2014



En Plaza Nueva

 

Estaba emplazado a primera hora con un inspector de hacienda, no sin cierta preocupación me encamine por las solitarias calles de un comercio aun durmiente. Al llegar al magnifico edificio en el que nunca estuve, me encontré con varios grupos de personas que dispersos estaban en espera apostados por las inmediaciones de la pequeña placita. Aun faltaban varios minutos y mientras tomaba café en un sitio cercano, se podía observar como iba creciendo en numero cuantos esperaban que se abriera la oficina.

En el papel se podía leer claramente primera planta, y hacia allí me encamine subiendo una gran escalera, pasillo vacío, y apenas puede encontrarme con una joven, que me remitió a una planta superior. De allí otra persona me indico bajara al sótano, para finalmente otra me aconsejo que fuera a la entrada y preguntara, donde una enorme cola se estaba formando. A mi pregunta, el personal me sugiere que haga uso de una maquina tal que esta es la que distribuye según cada caso a la mesa o agente  correspondiente. Al final a la derecha.

Con toda la documentación posible dispuesta sobre la mesa, después de una media hora mirándolos poco a poco y cotejándolos con su ordenador, dispone que los deje y me pide un teléfono de contacto para que cuando el verifique los datos que requiere, me llamaría para darme el resultado que de esta  visita se desprenda. Esperemos que esté todo correcto.

Por un momento me acordé del laberíntico diseño de lo que llaman plaza municipal de abastos en lo de la Encarnación, por cuanto no había una información visual  previa, a menos que formara parte de la cola de entrada, y resultaba tan difícil como en aquella encontrar los servicios que en estos sitios se nos hace fundamental.

Abandono después de una hora el edificio, y se advierte que el publico tibiamente va llenando la gran cantidad de bares y cafeterías que han proliferado, el grupo de turistas asiáticos admira la Puerta de San Miguel atendiendo las explicaciones en ingles de la guía, llegando a la Plaza Nueva, me adelanta el tranvía, o metro-centro, y acaso tuviera intención de ir a visitar al Sr. Alcalde, o en su defecto a su secretaria con objeto de acelerar el cafelito pendiente para saber definitivamente si de verdad tiene intención de que lo de la Encarnación mejore como espacio municipal, plaza municipal de abastos.

Desisto en la misma puerta de la Casa Grande, la propia policía, unos de uniforme otros de calle, despliega una pancarta azul con el escudo de la policía municipal, en el que en letras grandes puede leerse ZOIDO NO CUMPLE, mientras una estruendosa música con letra de un cantante  que desconozco hace alusión al soborno, a la corrupción, al mangazo.

No puedo creer eso que deja leer la policía de que Zoido no cumple, ni que la canción refleje a nuestro Alcalde, claro que en mi experiencia espero que cumpla por mas que me parezca ya tarde, después de los tres años, pero estamos en el ultimo año de este periodo electoral y aunque es fácil que continúe, visto el panorama, no me cabe duda de que dará las indicaciones suficientes como para que la puerta de lo de la Encarnación quede colocada en la mayor brevedad, pues además que cumpliría con la Ley, que no es la policía, vendría bien aunque solo fuera por higiene, aunque tampoco, a decir verdad,  le vendría mal algún automatismo que se evite tocar los pomos y pestillos, de alto porcentaje contaminante.

Cosa que sucede, no solo en la plaza municipal de abastos, también en los servicios del gran edificio que nos dicen que somos todos a la hora de pagar, pero solo todos los que pagamos, y no los otros que tienen otra salida, otra puerta.

Sevilla a 2 de Junio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

  

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