Estaba emplazado a primera hora con un inspector de
hacienda, no sin cierta preocupación me encamine por las solitarias calles de
un comercio aun durmiente. Al llegar al magnifico edificio en el que nunca
estuve, me encontré con varios grupos de personas que dispersos estaban en
espera apostados por las inmediaciones de la pequeña placita. Aun faltaban
varios minutos y mientras tomaba café en un sitio cercano, se podía observar
como iba creciendo en numero cuantos esperaban que se abriera la oficina.
En el papel se podía leer claramente primera planta, y hacia
allí me encamine subiendo una gran escalera, pasillo vacío, y apenas puede
encontrarme con una joven, que me remitió a una planta superior. De allí otra
persona me indico bajara al sótano, para finalmente otra me aconsejo que fuera
a la entrada y preguntara, donde una enorme cola se estaba formando. A mi
pregunta, el personal me sugiere que haga uso de una maquina tal que esta es la
que distribuye según cada caso a la mesa o agente correspondiente. Al final a la derecha.
Con toda la documentación posible dispuesta sobre la mesa, después
de una media hora mirándolos poco a poco y cotejándolos con su ordenador, dispone
que los deje y me pide un teléfono de contacto para que cuando el verifique los
datos que requiere, me llamaría para darme el resultado que de esta visita se desprenda. Esperemos que esté todo
correcto.
Por un momento me acordé del laberíntico diseño de lo que
llaman plaza municipal de abastos en lo de la Encarnación , por
cuanto no había una información visual
previa, a menos que formara parte de la cola de entrada, y resultaba tan
difícil como en aquella encontrar los servicios que en estos sitios se nos hace
fundamental.
Abandono después de una hora el edificio, y se advierte que
el publico tibiamente va llenando la gran cantidad de bares y cafeterías que
han proliferado, el grupo de turistas asiáticos admira la Puerta de San Miguel atendiendo
las explicaciones en ingles de la guía, llegando a la Plaza Nueva , me
adelanta el tranvía, o metro-centro, y acaso tuviera intención de ir a visitar
al Sr. Alcalde, o en su defecto a su secretaria con objeto de acelerar el
cafelito pendiente para saber definitivamente si de verdad tiene intención de
que lo de la Encarnación
mejore como espacio municipal, plaza municipal de abastos.
Desisto en la misma puerta de la
Casa Grande , la propia policía, unos de
uniforme otros de calle, despliega una pancarta azul con el escudo de la policía
municipal, en el que en letras grandes puede leerse ZOIDO NO CUMPLE, mientras una
estruendosa música con letra de un cantante que desconozco hace alusión al soborno, a la corrupción,
al mangazo.
No puedo creer eso que deja leer la policía de que Zoido no cumple,
ni que la canción refleje a nuestro Alcalde, claro que en mi experiencia espero
que cumpla por mas que me parezca ya tarde, después de los tres años, pero
estamos en el ultimo año de este periodo electoral y aunque es fácil que continúe,
visto el panorama, no me cabe duda de que dará las indicaciones suficientes
como para que la puerta de lo de la Encarnación quede colocada en la mayor brevedad,
pues además que cumpliría con la
Ley , que no es la policía, vendría bien aunque solo fuera por
higiene, aunque tampoco, a decir verdad, le vendría mal algún automatismo que se evite
tocar los pomos y pestillos, de alto porcentaje contaminante.
Cosa que sucede, no solo en la plaza municipal de abastos, también
en los servicios del gran edificio que nos dicen que somos todos a la hora de
pagar, pero solo todos los que pagamos, y no los otros que tienen otra salida,
otra puerta.
Sevilla a 2 de Junio de 2014
Francisco Rodríguez Estévez
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