
El regalo
Lo mismo lo merecería, quien quita que no, pero donde somos
todos ha superado todas las expectativas con el regalo que me ha dejado en este
Junio que está siendo para enmarcar.
Tenia pensado de no pasar de este año, y ahora resulta que
para la cancelación me harán faltan otros dos. Está visto que acaso sea el
destino el que me tiene guardo el regalo que puedo merecer, pues lo mismo
después que pasen dos años la revalorización que pueda producirse colmata todas
mis pretensiones, y todo habrá sido debido a esta situación de debilidad económica
en la que donde somos todos ha tenido a bien obsequiarme.
No será pues sino un regalo, un argumento de peso para que
permanezca en donde todo se hace mas difícil sin salida, y sin entrada, a menos
que pongan la puerta para resistir.
Se hace espinoso pensar el destino de tal cantidad que se
escapa y lo que hubiera supuesto poder abonar los cuatro implantes, pero no
será en dos años cuando puede que tenga nuevas posibilidades para ello. La boca
no puede esperar, pero es que no queda otra salida para esta entrada.
Tal cantidad, suficiente como para adquirir un coche
seminuevo al contado pues con este din se hace imposible conseguir financiación
para uno nuevo, y así durante los dos próximos años, mes a mes, golpe a
golpe, tendremos que abonar en la cuenta de sonde somos todos, pero que por lo
visto me he quedado a fuera, como si todos fueran sin mi, por la desatención de
unos pagos, totalmente obligatorios, en los que en mas de la mitad de los
resultantes eran de céntimos de euros.
Quien sabe si este tiempo de descuento que prolonga el
encuentro es cuando se propicia la victoria, un resultado favorable en la prorroga
de un juego que se ha iniciado adverso.
Pero como esto no es como empieza si no como acaba,
tendremos que esperar dos años, y quien sabe, si trascurrido todo ese tiempo con
todas las deficiencias superadas, y resulta que al tener que pasar dos años mas
de los previstos, queda tiempo para esperar esa puerta que genere las entradas,
y para cuando llegue el momento de la cancelación aquello sea un verdadero
regalo, pues es que donde somos todos a tenido bien en obsequiarme, no se si lo
merecería, pero sin duda ha resultado ser todo un detalle, que me he visto
obligado a aceptar, por mas que no lo he podido recibir abriéndole la puerta como hubiera merecido la ocasión.
Sevilla a 20 de Junio de 2014
Francisco Rodríguez Estévez
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