viernes, 19 de octubre de 2012


Un cambio sobre la marcha



Tenia pensado enviar esta carta de forma privada a los responsables, uno y dos, pero he pensado que para que se quede en un cajón lo mejor es que sea publica y la cuelgo en mi blog.

Estimados amigos



El tiempo pasa inexorablemente para decirnos que en el asunto de la puerta , esa que se afanan inútilmente de buscar los clientes, es algo que debería de preocupar (tanto como a mi) a cuantos sois los responsables en lo de la Encarnación, pues ya conocemos el resto de lo que hay.

El caso es que por filias o fobias, nada hay que arrascar, menos si aparece la indolencia, la desidia, la laxitud, y la falta de interés, aspectos que quedan sobradamente en el asunto de la necesaria puerta mas que de manifiesto.

La ultima vez que pude hablar con responsable uno, fue telefónicamente, y este, sin tener mayor inconveniente de que se pudieran abrir cuantas puertas se consideraran oportunas, y habiendo afirmado la apertura inmediata de esta, negó la mayor.

Lo cierto era que, según me dijo, que la petición de la directiva de los placeros, en el caso de que solo se pudiera instalar una, su preferencia, según la nota que tenia sobre su mesa, la solicitaban por acuerdo tomado (sin ningún estudio previo) por los dirigentes, para que esta fuera colocada en otro lugar distinto y distante al que en mi parecer resultaría mas razonable.

Justificaba esta laxa acción como de responsabilidad en la gobernanza, evitando la confrontación, y de no obrar manu militari, lo cual era sobradamente justificable, pero como todos sabemos muchas veces la razón no está en el poder, y menos en sus caprichos, por eso mi desacuerdo. Como pueden comprobar desde Junio ya ha hecho calor, ahora llegan las lluvias.

En cuanto con el responsable dos, también a través del teléfono, la última vez tratamos el tema de la avería en los ventiladores de las vitrinas que no son de mi propiedad . Una broma de 150 euros.

Una avería mas, de las muchas que aparecen en estas deficientes instalaciones, y esta en especial, cuando el técnico explica que se debe a la pésima colocación de una pieza eléctrica (el ventilador) en un lugar inadecuado, pues este seria el tercero, que no el ultimo ventilador, y cuantos se colocaran en el tiempo, pues el agua de los descarches, mas tarde o mas temprano producirán la previsible avería.

De nada sirvió que me dijera que se pondría en contacto con el responsable de mantenimiento, pues este según le ordenan no puede abonar ninguna avería, ni tenemos un seguro de mantenimiento integral que se me antoja imprescindible dada la ínfima calidad que se emplearon en este equipamiento que tenia una valoración extra de cuatro millones de euros, o lo que es igual diecisiete millones de pesetas por cada puesto. Por un momento pensé que me la abonarían, pero no le dijo nada.

Nuevas averías, por otras deficiencias comprobables, y todas por cuenta del usuario en unas instalaciones que nadie sabe quien tiene la propiedad, y por supuesto sin agotar los dos años de garantía que tienen todas las compras de estos tipos de equipos.

Y aparte concluimos con el ofrecimiento en lugar de puerta, un cambio de puesto por otro en el lugar cercano de la “otra” puerta que no se sabe cuando puede ser instalada,

desde entonces no hemos vuelto a cruzar ninguna palabra más.

Seguro que les llegaran noticias de los múltiples intentos que realizo para preguntar si es que de verdad alguna vez han pensado en abrir una puerta, por mas que sea la del rincón.

Cuesta entenderlo, mas no me puedo explicar cual es la actitud que merodean sus pensamientos, pero seria muy importante, si pudieran, que lleguen a expresar que es lo que hace retraer, para llevarles a ambos, uno y dos, hasta esos inexplicables silencios, cuanto mejor seria en lugar de dilatar esta situación, si no están dispuestos, por temores propios, a decidir que se pueda abrir puerta alguna, así sea la de seguridad, o la obligatoria para los minusválidos, al menos tengan la valentía de decirlo, explicarlo si es que encontraron alguna explicación que todo el mundo pueda entender.

Sevilla a 19 de octubre de 2012

Francisco Rodríguez Estévez



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