martes, 23 de octubre de 2012

Mi muy estimado amigo




Como ya tantas veces lo he dicho en esta ocasión no voy a añadir nada, de todo lo que he venido enviando acerca de la puerta, tanto de forma particular, como compartiéndola con los responsables, como a través de los medios a mi alcance.

L a complicación hace que no lo entienda sea una cosa, y que no se explique otra. Ya me gustaría que se tuviera una decisión, mejor favorable, al respecto, para que pueda ordenar de forma conveniente, el poco futuro que me puede quedar como vendedor.

No se si sabrás que no me aparece ninguna oferta en serio como para poder jubilarme, al menos, sin que esto me cause tristeza, pero no llega nadie mostrando mas que un interés que no cuantifican, por lo que solo queda en buenas intenciones.

Permanecer me desgasta, pero no quiero entregar la cuchara, que, aun lo mucho que dio de comer, lo mismo ahora seria algo que no debería desdeñar, por cuanto mi deseo se centra en que este puesto pase a mejores manos, y que no “devalúen” el mercado, pues si no se cuida la profesionalidad, con seguridad este acabará sucumbiendo mucho antes de lo que le tengo calculado.

A la vista de que el enigma de la puerta no tiene la velocidad que pienso requiere el asunto, me pregunto que sucede, aparte de la negativa voluntad del encargado de mantenimiento, para que no se pueda mejorar aspectos que me concierne exclusivamente, tal como puede ser que no se me permita colocar unos tubos fluorescentes especiales, para que la luminosidad de este puesto pueda hacerle mas atractivo, pues como sabes, los puntos lumínicos que pusieron, aparte de no quedar centrados, y por lo tanto creando incluso sombras indeseadas, son de muy baja intensidad.

Por supuesto que la instalación de estos tubos en nada necesita la perforación del fenólico, tal como se ha efectuado en muchísimos puestos, es mas, se puede afirmar que muy pocos, no más de cinco, mantienen el fenólico en su integridad, y sin ninguna perforación por minima que esta sea.

Como cualquiera que transite por esta desértica calle apéndice, fuera del circuito central, y pase por delante de este puesto, aunque sea buscando una puerta inexistente, seguro que puedes advertir que las mercancías expuestas en la vitrinas se hacen invisibles, desaparecen tal como truco de Davis Copperfield, pero solo es por el efecto de la reflexión de la luz, que lo mismo convierte a las carnes de Galicia, en trozos de azules cielos, que transforma el jamón de bellota en nublado amenazante, y eso solo se solucionaría con una cortina de tiras verticales que deje entrar la claridad y evite que las fachadas del exterior comparta bandeja con el morcon extremeño, o la cecina de León.

Quiero expresar con esto, que con dos “detalles”, mejoraría la visualización de un lugar al que solo puede salvarlo la apertura de una puerta automática.

Siendo esta una prioridad que no es atendida en el tiempo, ya sea por falta de responsabilidad, o por exceso de esta, y como aun me quedará para mi suerte algún tiempo mas que permanecer en este lugar, en el que existe poco interés, pues ni unos hacen nada por arreglarlo, ni tampoco llega nadie para instalarse, acaso por eso se me hace aun la pregunta sin respuesta para saber cual será el motivo para que mi vehiculo no pueda acceder a la zona de descarga y estacionamiento, tal como el resto de los placeros. Puede ser que no merezco la respuesta, o que no me la quieren dar, por que tenerla, debe de tenerla, por mas que no exista cobertura para el caso de siniestralidad.

Para que decir nada de traer a la escultura de la diosa Ceres, Lux Cereris, (madera sagrada).

Para que preguntar por aquella otra madera que se extrajo de la ventana que realizaron en forma de una silueta de Metropol-Parasol, cuando tuve que montar todo un espectáculo en mi pertinaz reclamación para la apertura al menos de una ventana, al objeto de no quedar “arrinconado”, mostrándole toda mi vehemencia tanto al concejal Rey, como al arquitecto que diseñó la fachada inaugural.

Madera que hubiera sido utilizada por su forma, para pintarle los aros olímpicos con motivo de las recientes pasadas olimpiadas, y ahora en Navidad pues un elemento decorativo de bolas doradas.

No se cuanto puedo continuar en esta situación de perdida continuada y sin la mas minima expectativa de realizar alguna mejora, me inclino que sea poco. Tal vez de no haber existido esta crisis económica ni me lo hubiera pensado, es mas, con seguridad los ofertantes hubieran valorado al alza, poder implantarse en este lugar, que puede gustar o no, con miles de deficiencias, sí, pero que se encuentra en el corazón de la capital de Andalucía. Acaso por eso me resisto a abandonarlo, por mas que lamente cada día que siendo los responsables dos personas que conozco, y no le den la mas fácil de las soluciones, una puerta, algo tan simple, tan eficaz, tan necesaria, tan útil para revalorizar este laberíntico mercado.

Sevilla a 23 de octubre de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

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