domingo, 28 de octubre de 2012

Cresta de gallo




La celosía escarlata, que fuera hasta no hace mucho el icono floral del

tiempo de los muertos, y aunque nada tiene que ver con la rosa roja, lo cierto es que ha sido desplazada por la calabaza. Otra cosa mas que nos llegó cuando se dieron el baño de Palomares, donde nos enseñaron toda la desnudez que permitia el meyba , y aunque parecia que siendo por su nombre lugar mas propio para el anidamiento que para hacerse unos largos, resultó que en aquel caso, por suerte, era playa. Carne de gallina.

La celosía, entresijo de maderas entrelazadas para formar el icono del tiempo de la flor en la Encarnación, ¡que cruz! Celosía, cresta de gallo, para adornar la tumbas cuando llegan tosantos a Cadiz (de soltera Gades) y que con los cambios llaman jaloguay.

Con el juego de palabras, en la celosía de la Encarnación, nuevo templo de Lúcera, de toda la vida lucera (“luc=madera, eri= sagrada”), Envcarnacvion donde se unen pesebre y cruz, cuna y mortaja, la que del cielo baja, como lo hace el caudal en la “argentaria mala” y el cauce del rio, que no carcajada, que ni pasa por Sevilla, ni por Triana, pero llega, ¡Vamos que si llega! para morir de placer meciéndose en un eterno balanceo del menage sensual del trío, siendo dulzor salino donde Triana, se hace Doñana, y Sevilla, se disfraza en permanente jaloway, de Luciferis (lux ceriferis). Otra Encarnación es posible.

En la Encarnación de los eventos en la azotea, los responsables, no encuentran la responsabilidad que les corresponde en lo que llaman mercado, por lo que sin responsabilidad cambiaron hasta de parecer, tal como el pino finlandés hace conglomerado, para convertirse en “kerto” plastificado, por lo que todo hace indicar que no sea cosa propia por cuanto les resulta ajena eso de ejercer de buen grado el talante, aplicando el talento suficiente, para devolver a su lugar de origen , Templo de Lucera, lux cereris, a la diosa de la Encarnación, la bien hallada Ceres.

Diosa de la abundancia, y de la fertilidad, para que proteja a esta Encarnación antes de que fenezca en su predicción de madera y no en el amargo llanto sobre una piedra dolosa ¡Pobre ciudad! si no en algo mas lamentable como puede ser una en la madera de una puerta, en este caso de aluminio y metacrilato, tan solo por aquello de la irresponsabilidad.

Tiempo de difuntos, tiempo responsable, pues en estos, posiblemente mañana siempre será tarde, tanto para la rosa, como para la cresta de gallo. Tiempo de batata, de humo de castaña, tiempo de eventos para la azotea de la Encarnación. ¡Esa puerta!

Sevilla a 28 de Octubre de 2012

Francisco Rodríguez Estévez

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