miércoles, 31 de agosto de 2011

Los peldaños del olvido

La memoria

La anécdota es cosa triste cuando los pocos que pueden recordar, olviden algo tan simple como el numero de escalones que tenia el paso a la calle perimetral del antiguo mercado en su entrada por cada una de las puertas que quedaron tras su parcial demolición de 1947.
El caso es que la depresiones mas agudizadas eran dos la que partía desde la fuente central hasta la puerta de Poniente y la otra mas suave que iniciada en el mismo lugar acababa en la puerta Norte.
La nivelación por medio de estos escalones hacia que en ocasiones quedaran “escondidos”, y casi ni se notaba por pequeños desniveles entre los pilares soportales, que así se llamaban los establecimientos que se instalaron en ello, colmatando los espacios que estas arcadas permitía.
Ni que decir tiene que los escalones eran todos diferentes, entrando por Regina, a la derecha tenia los más altos, eran dos, uno, y el siguiente, ya formaba parte del viario. En la puerta de Neptuno, el de la izquierda era de muy poca altura y algo mayor el de la derecha, con la particularidad de que este iba creciendo, o menguando, motivo por el cual la altura se hacia irregular.
En la puerta de Ceres, tanto el de la izquierda como el de la derecha eran similares, e igual ocurría en la puerta de Oriente, donde el de la izquierda era tan poca altura que casi no se notaba.
Cierto que parece que fue hace poco tiempo y los treinta y nueve años han pasado con gran rapidez, y cuando piensas que la memoria la pierden otros, advierte que esta falla si no puedes recordar ni los escalones de la vieja plaza.
El azar hace que este número de treinta nueve sea coincidente con el de los placeros que pudieron regresar, treinta nueve puestos, treinta y nueve escalones.
He preguntado a varias personas, mayormente vendedores del antiguo mercado, tratando de recordar, para que no caiga en el olvido, un incidente de fatal consecuencia acaecido en la persona de quien tuviera en otro tiempo relación comercial en esta desaparecida plaza municipal de abastos, y cada uno de ellos, daba una versión distinta, incluso disparidad de lugar y fechas, y lo peor era que si algunos les “sonaba” otros, se afirmaban como testigos presenciales de un suceso que, ni los pudo tener, y porque con certeza, ni tan siquiera ocurrió en la vieja plaza.
Es la memoria la que le juega malas pasadas a quienes ni tenían edad para estar, y pone imágenes en las narraciones escuchadas por sus mayores, al punto de que crea, y cree la nueva historia surgida en la memoria, por mas que le falle cuando ni sabia cuantos escalones tenia la plaza de la Encarnación.
Cierto. Que puede importar lo de los escalones de una plaza que ni existe desde hace 39 años. Nada. Era solo un juego mental para ejercitar la memoria que el olvido se encarga de quitarnos, y de paso, pues por si a alguien le interesa, que lo sepa.
Sevilla a 31 Agosto de 2011
Francisco Rodriguez

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