viernes, 19 de agosto de 2011

Tres necesidades, (agua, retrete, reloj)

En la azotea



No se que esperan encontrar en la azotea de la Encarnación todos estos forasteros que por hache o por be, se han enterado de la patochada de lo de la Encarnación, y vienen para comprobar las virtudes inexistentes de una modernidad de chascos. Lo cierto es que en la azotea no hay nada, ni una fuente de agua, ni un reloj, ni tan siquiera unos servicios.

Son tantos los que bajan decepcionados por la escalinata, que acaso buscan en el agujero que dejaron sin cubrir en el túnel descendente, como lucernario del pasillo al pasado, que conduce directamente a los elevadores de la nube, algo que no encuentran, ni tan siquiera una puerta que, en este galimatías de curvas, les permitiera acceder cuando menos a los servicios del llamado mercado y que tan necesario se hace cuando se está fuera de casa.

La información es de viva voz, segunda puerta ala izquierda, pasando lo buzones. No he tenido suerte en los dos inútiles intentos de usarlos, en la primera la churretá marcaba como una riada el limite de donde llegó aquello amarronado en las amarillas paredes, a lo que se le añadía los efluvios concentrados con el efecto secado, que por la falta de shunt se hizo de salir pitando. ¡Hasta luego Lucas!

La segunda fue casi peor, la masa de los calentitos movieron todo lo que se encontraba en el colon transversal, bolo de residuos que estaba guardando su tiempo, junto con las fibras del integral de centeno para evacuar por el descendente, y mira por donde estaba ocupado. El servicio único ocupado. El calor en aquel lugar supuestamente aséptico, higiénico, mantenía no solo el olor ambiental, el corporal, y el de humanidad de quien lo utilizaba. Mejor esperar junto a los buzones. Mucho mejor utilizar el de minusválido.

¿Qué estaría haciendo allí metido con el calor y la peste que hacia?, después de esperar un buen rato, por aquello de descubrir la identidad del usuario, esperé tanto tiempo, (una vez liberado de la carga) que me resultaba imposible que alguien pudiera permanecer en semejantes condiciones, de calor y olor, durante tanto tiempo, finalmente salio un hombre enjuto, desabrido, envejecido, y desaliñado, por nada del mundo hubiera entrado en donde el acababa de salir (la limpiadora debe de tener plus de peligrosidad)

Bueno, pues no era de los retretes, de lo que iba hoy la cosa, ya deberían de poner algunos de esos químicos en la azotea, al menos para evitar que el uso que tiene el del mercado, para que a nada, ( y la indigencia) quede siempre fuera de uso.

Esta estaba previsto dedicarla a la “clepsidra”, “robar-agua”, que no es que tengan que ver con las fuentes hemorroides, (según Burgos), ya que se trata de un reloj, y es que visto el éxito de los carteles pidiendo la puerta inexistente, se suman lo que no os podéis imaginar, y es la cantidad de fotos que le hacen a la paletilla gigante, de bellota naturalmente, que cuelga como reclamo y que se puede ver desde la calle.

Como imaginar que será aquello para que una vez que coloquen en el tholo que hace de prisma la barreduela de cristal a la Diosa Ceres, sin duda se convertirá en el referente que le hace falta y ,con la tonteria, aquello multiplicará el atractivo fotográfico, y todavía mas, si quitaran las fuentes bultos se me ocurre para colocar a la clepsidra, imaginaros semejante artefacto para mayor atraccion, y lo mismo por tal cosa sabremos en que hora vivimos, aunque sea con el agua al cuello, y un nuevo evento colmata a esta Encarnación transgresora y moderna, por mas que el invento este escrito en las estelas de Karnak
Sevilla a19 de Agosto de 2011
Francisco Rodriguez

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