sábado, 3 de septiembre de 2011

¡Esa puerta!

Del Este

Se llama Shimoyama, y por supuesto que no algo que se pudiera oír en un sálvame “Chimo, llama”, para que se pusiera en boca de la princesa que no quiere llorar,por mas que fuera antes torera,y que si dejó las ambiciones fué para ganar, si se lo propusiera, un escaño parlamentario, “Coño, comete el pollo”.
Este maestro, de tan especial nombre en los carteles, vino de Oriente, como los Magos,buscando la estrella de la gloria, sin saber que “Vergonzoso” le llevaría a los hules del olvido.
Tanto tiempo sin saber de su desventura que resulta que vino hoy por esta plaza,paradojas de la vida, que en otro tiempo fuera plaza de toros, y ahora, ni tan siquiera es de abasto, si acaso este sea un lugar amarillo donde se juegan otras femorales.
¡Maestro¡ ¿Cómo andamos?, -Tirando, me contestó, mientras no perdía el ojo a una pequeña japonesita, (un torbellino de acaso dos añitos que corría por el laberinto).
Atsuiro, pudo encontrar la muerte en la arena de Pedro Bernardo, pero el niño del Sol naciente, no tenía sus días cumplidos. En la plaza de la Encarnación se advierte el tranco rígido de una musculatura que se llevó, junto con los billetes que el exotismo hacia intuir, el pitón derecho de un morlaco que le secó la pierna izquierda.
Atsuiro Shimoyama corre tras su pequeña descubriendo el tranco de una cojetada que lleva en su pierna izquierda desde hace algo más de tres lustros. Se despide con un sayonara tan propio que casi me parece un brindis del niño del Sol naciente, brindis a la sombra de un “parasol”, donde una vez que ha escampado la lluvia, puede verse en el "perforado paraguas" como vuelve a salir el Sol.
Desde la gran ventana que me hace invisible observo la vida de la calle, y preocupa
como esa horrorosa fuente “bulto” hace las delicias de los mas pequeños.
Todos quieren hacer “cumbre”. No quieren que ni los abuelos los ayuden subir en esa “rebalaera” que suben una y otra vez de forma incansable.
En esta fuente seca, como la femoral seca la pierna del torero, se puede observar que en cualquier momento puede aparecer un mal lance, y una desafortunada caida ante el "bicho" podría dejar, en este caso, sin dientes de leche a estos alpinistas, y miedo da pensar que metan un piececito en la rendija del desagüe que tan alegremente saltan, y que decir de los deslizamientos para bajar de la divertida "rebalera" en que convirtieron a la horrorosa cosa que llaman fuente, si cuantos se caen, para risas y llantos, lo fácil que puede resultar si al descender, aquellos que caen de espalda,lo mismo que un coscorron en la mollera, se meten un buen porrazo en la cabeza y no tenemos ni al ángel de la guarda a mano ni al doctor Vila en el burladero. Herida inciso contusa del occipital izquierdo, que requiere intervencion urgente, Pronostico menos grave, ¡Menos, mal!
El maestro ha hecho el paseíllo de su presentación del coso amarillo harigato, como nuevo en esta plaza, y lo mismo repite en los carteles que ya no quiere ni ver por mas que el miedo, ese terrible miedo que nunca se deja de tener en este mundo de “samuráis”, y que sienten todos cuantos van a la plaza, incluida la de la Encarnación.
Es una enseñanza del toreo, por aquello de si un inesperado día, Dios no lo quiera, se presenta en el camino de la vida un “vergonzoso” que nos puede llevar por delante, nos la arruine.
Entonces procede que no se nos note el miedo, pues es preferible tapar la puerta de las vergüenzas con algodones, tal como un autentico “samurai”, para que nadie advierta que en el pavor que nos causa enfrentarnos a los cuernos de un “harakiri” economico, se nos puede ir el valor, para mayor verguenza, precisamente por donde, pase lo que pase, no lo podemos dejar escapar.
Sevilla a dos de Septiembre de 2011
Francisco Rodríguez Estévez

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