viernes, 16 de septiembre de 2011

Igual, no es lo mismo

El estilo

Con los años, parece que ha llegado un cambio de estilo, por mas que nada haya cambiado. Pero es algo tan cierto que todo ahora es diferente.
Una cosa es escribir todo esto, y durante tanto tiempo, para llegar a describir una realidad, y otra es la cruda realidad indescriptible en lo que se refiere a esto de la Encarnación.
Es evidente que nadie encuentra los mejores argumentos, una vez que aquello está, que pueda argumentarse lo contrario, cosa que todos claramente encontraríamos razonable.
Pero en lo de la Encarnación no importaron las razones, cuando ni leyes, ni normas, ni reglamentos han logrado evitar, obligando a sus cumplimientos, que los responsables asumieran la responsabilidad con la ciudad al menos antes de irse.
Cierto es que se fueron y llegaron otros que también se iran, pero nadie puede, (una vez que los irresponsables hicieron lo que les vino en gana), cambiar lo realizado. ¡Ya nos gustaría!
El mercado amarillo de la Encarnación es, por solo llamarle mercado, algo totalmente a contra estilo, que apenas tiene algunos aspectos propios de las plazas de abastos, y visto que seria complicado que llegue a tiempo la invasión de termitas para que, a falta de coraje para hacer cumplir todo lo transgredido, sean las que horaden el laminado de pino, al punto de que la hueca fragilidad por lo fagocitado ponga aquello en la picota de su auto eliminación.
Pues eso, ¿para que pedir con exigencias lo que puede encargarse el tiempo?. El nuevo estilo, junto con el literario, lleva a mantener la resistencia con otras inercias, para ello lo mejor es continuar, (una vez que vinieron nuevos responsables), hasta que adviertan que los errores que los anteriores cometieron deben de solucionarse, tal como si fueran propios, y empezando por la puerta, esa que se hace necesaria para la conexión de la travesía central, y que tiene una importancia fundamental para el mejor funcionamiento del destartalado mercado.
Que decir acerca de la vuelta de la escultura de la diosa Ceres, para instalarla en la barreduela de cristal, aunque por seguridad sea bastante mejor llevar a cabo una pequeña modificación en el perímetro acristalado para que quede integrada en el interior de la plaza.
Nuevos tiempos, nuevo estilo, y lo mismo no ha cambiado nada, si tenemos que seguir diciendo lo mismo que hace tantos años.
Sevilla a 16 de Septiembre de 2011
Francisco Rodriguez Estevez

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