miércoles, 28 de septiembre de 2011

Donde se dijo Septiembre, era Octubre

Documento verbal

Esta visto que no escarmiento, que me hago viejo y aun me la pegan por esta manía de creer que la gente hace de su palabra documento verbal.
Vuelvo al igual que hace muchos años a escribir sobre lo que supone dar palabra, pero es evidente que su significado no es igual para todos. Me refiero en este caso, como en muchos otros, lo inexplicable que resulta oírle decir digo, y que en toda tu cara te digan luego que dijeron Diego.
Va para cincuenta días que tuve un encuentro participativo, así se llama ahora cuando se reúnen varios intereses para afrontar un tema en común, y aunque la asistencia era de de ocho personas, numero que como sabéis corresponde a lo de la Encarnación, solo eran tres partes. La parte de responsabilidad política con su sequito de tomanotas y asesores, la parte administrativa, con su asesor de mantenimiento y su responsable de área de servicios, y por la parte reivindicativa, quien suscribe, y como os podeis imaginar mas cargada de razón si cabe, pues pudieron comprobar todos los participantes del encuentro las peticiones que vienen desde hace tiempo formulandose.
Primero la de abrir una puerta, cuya máxima dificultad está en cambiar un cristal, para adecuar un automatismo, con el fin de que además de dar entrada y salida al publico por la travesía central de laberíntico mercado de la Encarnación, se facilitaría el acceso a personas con discapacidad física, a las que les son imposible abrir ninguna de la pesadas puertas que se dispusieron de forma aleatoria y sin ningún rigor comercial (visto los resultados).
La segunda era la posibilidad de instalar unas bandas verticales a modo de persianas batibles que evitarian en los momentos de gran luminosidad solar que en las vitrinas quedaran llenas por los reflejos, en lugar de mercaderías propias, nada menos que con las imágenes de los edificios, con un grave perjuicio, al que se une a la pésima circulación establecida que hace que el publico no pase por esa calle estrecha,por cierto que esta incumple totalmente el reglamento en vigor, al igual que las fotovoltaicas para la sostenibilidad en una edificación que hasta la fecha no ha habido un solo día sin que se tenga que reparar alguna cosa.
La tercera petición en lo personal era la autorización (cosa que parece irreal en estos tiempos) para poder instalar unos tubos fluorescente para duplicar la escasa luminosidad de las lámparas que dispusieron poner. Deben de saber que hasta la presente estamos sin que tal “gracia” se me concediera, con el argumento de que se rompería la uniformidad de los puestos. Basta dar una vuelta y se pueden comprobar que esta uniformidad aparente no existe, solo que arbitrariamente se dispuso poner cacerolas en el techo y por tal y tal motivo, a alguien desconocido se le habia ocurrido que ese es el modelo a seguir, cuando de siempre habían dicho que era la Boqueria de Barcelona, y ya ven.
Como habia ciertas urgencias por acabar la toma de contacto, apenas quedó tiempo para hacerles ver a los presentes, antes de la huida, que aun no estaba colocado el rotulo que como el resto de los comerciantes indican la actividad que se realiza en ese comercio. Cosa reclamada hasta la saciedad, y sin ninguna respuesta,y al parecer eso no rompe la "uniformidad", y si la colocacion de un banco de madera para que la escas clientela no deposite la bolsa de la compra en el ennegrecido suelo.
Dejamos para la vuelta de las interrumpidas vacaciones todos los temas, como los olores, y otras actuaciones encaminadas a mejorar poco a poco algo que se realizó de forma tan sumamente “caprichosa”, puestos curvos a la izquierda, suelo poroso, canalizaciones descubiertas, escasos servicios de aseo, falta de ventilación, pobre luminosidad, y otros asuntos llamados de atracción comercial, acaso mas propios de un gerente comercial, ante la nulidad que la Delegacion de Mercados en los años ha venido demostrando en este asunto, por el que cobra tasas, siendo algo privatizado, como la azotea, la sinuosa calle cubierta y el resto de locales del polietapico y multidisciplinar conjunto con epatante cubierta, mirador de vistas socializadas, y ruinas desubicada, e incluso por las paredes, como consecuencia de la mas agrsiva de las cimentaciones, Amores dixit.
Icono rosa del tiempo pasado, caprichoso y costoso lugar al que por el momento no llegaron las firmas que le anunciaron para que fuera como la prolongación de la quinta avenida de Nueva York, y que por la proliferación de bares, donde era zona saturada de bares y ruidos, mas parece una nueva Alameda, ¡Ay, Alameda!.
El caso es que todo quedó para primero de Septiembre, fecha en se retomaría el retorno de la Diosa Ceres, para que quedara instalada bien en el Tholo de la barreduela de cristal, ya tomada por la indigencia, mejor llevando a cabo una modificación que permitiendo realizar la puerta inexistente quedaría la escultura depositada en el interior del mercado y a salvo del vandalismo.
Cincuenta días han pasado para oír las respuestas que se prometieron dar, y las propuestas que quedaron a falta de estudio por formularse. Cincuenta días esperando que la palabra dada sea como un documento verbal para quien la empeña. Por eso acaso sigo pensando que cuando no se puede cumplir lo que se dice de palabra, lo mejor es no darla, por eso me pierde confiar en aquellos que gratuitamente la dan, pues siempre pienso que tengan el valor como la mía, cuando la doy, que me hago viejo, y sigue mi palabra siendo un documento verbal.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 28 de Septiembre de 2011

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