domingo, 16 de diciembre de 2007

Venticinco meses despues

Un lugar de encuentros



Basta asomarse al solar para creer que, en lo de la Encarnación, se está “haciendo” algo, pero lamentablemente, aunque cierto, son muchos los que no saben el que. A pesar de todo, todavía hay quien cree que lo que está aconteciendo en ese lugar, que hasta hace treinta y dos años ocupara el desaparecido gran mercado de Sevilla, el de la Encarnación,( al que ya vamos quedando pocos para recordarlo), son nada menos que las obras para construir uno nuevo.

La cosa es, que así se desprendía de las autorizadas palabras cuando, con la autoridad de candidato, en sus mejores deseos de contentar a los vendedores le llamara de emblemático, en un augurio iconoclasta, tal como la anterior responsabilidad lo hiciera con el calificativo de “de cine”. Pero, que distinta es la realidad.

Ocurre que, el llamado emblemático, el “de cine”, el llamado a ser el mercado central de la ciudad, ese que debería ser, al igual que el anterior fuera durante más de un siglo el referente del desarrollo comercial, social, económico, gastronomico,y cultural, por no incluir también el cofradiero, que alcanzo la importancia que se desprendían de sus dimensiones, ( uno de los mayores de Europa), el de su emplazamiento, centro del centro, punto de encuentros, enclave de comunicaciones para los ciudadanos de extramuros, y ombligo del mundo, ese, nada menos que quedará,( si Dios no lo evita), como consecuencia de ese invento, al que llaman rompedor, epatante, champiñones e incluso ficus metálicos ( y premiaron como metropol parasol), si bien lo de la estación del metro, de momento, no se vislumbra ni por asomo y tendrá que esperar, pues a ese, que parece por fin que le metieron mano, no será tal cosa, pues le dejaran convertido en un exponente ridículo, un mercadito de reducidas dimensiones, condenado de antemano, (al perder su identidad de plaza de abastos), y que por la falta de una estructura competitiva y organizativa, junto a otros factores, acabará mas temprano que tarde, siendo convertido en multicentro de alguna cadena que surja tras su posible desaparición.

A pesar de todo, todavía hay quienes piensan que esto puede ser evitado, y para ello no dudan en reclamar la atención de hasta el más indolente de los ciudadanos, para recuperar esa Encarnación con su mercado tradicional, moderno, funcional, amable, rodeado de árboles que perfumen y sombreen un amplio acerado, y para que luzca en la sencillez y en las proporciones amables, no exentas de arte, de buen gusto, y con avances tecnológicos, para que sea un edificio capaz de enamorar a propios y extraños, aunque solo fuera por el placer de admirar, como esta ciudad, que es capaz de recuperar lo mejor de su pasado, pone con sencillez y sin alardes ese escaparate publico, que es una plaza de abastos, que ni tiene que ser, ni epatante, ni de cine, ni emblemático, bastaría con que fuera un punto de encuentros, como toda la vida, entre comerciantes y clientes.

Francisco Rodríguez Estévez

Sevilla,30-11-05

No hay comentarios: