jueves, 6 de diciembre de 2007

Lo que cuesta un mercado

Moneda de modernidad con eme

Desde que perdimos la identidad monetaria, y la cambiamos en el potente euro, a muchos aun nos cuesta saber el valor de las cosas, es mas, aunque hemos sabido lo que cuesta un café, desconocemos lo que vale un huevo. Antes, el valor de un huevo era considerable, y no digamos un riñón, o un ojito de la cara, era un tiempo de saber lo que costaban las cosas imposibles de medir, como criar a los hijos, o su educación, y ponerle la justa moneda. Enderezar a este niño me está costando un ojo de la cara. Sacarlo adelante un huevo, y que me apruebe el curso un riñón. Como ven, un arcano lenguaje totalmente desfasado. El niño se torcerá hacia donde quiera, para nada hay manera de sacarlo, al menos hasta que el lo desee, y de aprobarlo en sus estudios ya se encarga los diseños políticos de educación.
El rap se ha convertido en una eficaz metodología educacional y, aunque no lo sea, como toda disciplina, mejor cuanto antes. (“Quita los pies de la mesa, en el salón no se juega, en el sofá, no se come”)
Es el método de la modernidad en practica,( abolido el castigo), donde las “ocurrencias” deben de ser jaleadas, reídas, y aplaudidas, al objeto de no crear un trauma en la personalidad del incipiente carácter, pues, que malo puede tener un pircing en el clítoris, que guarda la virginidad, en la lengua, que libra de las obscenidades, tatuar una mariposa en el pezón, que alegra la vista al mamon, o un torito enamorado de la Luna debajo del tanga, si está allí guardando el cerrao.
Igual ocurre con la ciudad, ente vivo, en el que no vale rechazar las ideas transformadoras que se inventan para ser disfrutada conforme con los tiempos, pues lo contrario sería anquilosarla, para que permanezca anclada a un pasado inexistente, más, cuando lo sugerente es lo prohibido, y borrarlo con creaciones del futuro, de tal manera, que emerja una nueva, tan distinta, que su diferencia sea, que en nada se parezca, y se la redescubra integrada en un paisaje internacional llenándola de elementos apropiados a tal fin.
Así puede verse, con el resultado definido en las tres grandes plazas existentes en el centro histórico, Nueva, Alameda, y Encarnación por cuanto nos salio, (en simbólicas monedas), la cosa, y en otras, como San Lorenzo, Alfalfa, San Isidoro, del Pan, Campana, al ser objetos del dispar gusto de las vanguardias, con lo cual la criaturita crecerá sin traumas y sin complejos en su nueva personalidad.
Lo que nadie puede saber es cuanto podía haber sufrido si el tranvía realizara su recorrido bajo tierra, si a la Encarnación le quitaran esa metálica sombra de alucinantes setas, y si la Alameda, ¡Ay, Alameda!, no hubiera entrado en el pacto, con lo cual nos quedaremos sin valorar lo que ha costado, (antes un riñón) con la nueva moneda, un sillón.
Sevilla a 6 de Diciembre de 2007-
Francisco Rodríguez Estévez

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