sábado, 29 de diciembre de 2007

Rubricas para un compromiso

Las firmas



Si no fuera por que lo viví en mis carnes, diría que me parecía mentira que existiera ese desconocimiento generalizado de lo que acontece en la Encarnación, a pesar de toda la información que este tema ha tenido en los medios, para que costara tanto conseguir de los transeúnte del paso por el lugar, una firma solidaria para que otra Encarnación sea posible.

Lo cierto es que, en la mayoría de los casos, el viandante que observa la maquinaria agujereando el solar, una vez que han retirados “esos cuatro ladrillos” de unas ruinas antiguas, cree que lo que se está realizando allí es un aparcamiento subterráneo, para, una vez concluido, edificar en superficie un gran mercado moderno. Triste realidad.

Cuando se les informa la importancia cultural y patrimonial de conservar aquello que quedó de la Hispalis, además de su estudio; que el gran mercado se convertirá en una extravagancia híbrida, puesto que será privado y de tamaño reducido, con lo cual, fuera de la competencia comercial, tendrá los días contados; que la plaza publica queda colocada en la azotea de este, y será privada, a conveniencia del inversor; que la cubierta sobrepasa la altura de los edificios alterando la panorámica de la ski line, y la magnitud del costo, del tal elemento disturbador en el centro de nuestra ciudad, tiene la participación municipal, es decir de todos, con la no desdeñable aportación de la desafectación del edificio publico de la actual Delegación de Hacienda, por un periodo de cuarenta años.

Apenas nadie daba crédito a la agotadora explicación, sencillamente porque parece increíble. Triste realidad. No obstante, el pequeño grupo que estuvo durante dos horas iniciando esta nueva campaña de recogida de firmas, obtuvo algo mas de doscientas, correspondientes a personas que, con anterioridad, a pesar de la difusión de los medios, desconocían esta amplia explicación directa, de boca a oreja, que resultó tan gratificante y alentadora, como extenuante.

La conclusión de la agotadora jornada fue realmente positiva, ya que informados, los ciudadanos eran capaces de rectificar sus criterios y las “cuatro piedras” tomaban una relevancia, en la mayoría de los firmantes, fundamental.

Muchos consideraban que lo importante era que el solar no permaneciera así más tiempo, reconociendo el lamentable estado del mercado provisional y daban por bueno lo de la epatante cubierta, o incluso a cualquier otra cosa. Lo que sea, pero ya. Triste realidad.

Algunos dudaban cuando se le cuestionaba lo de estación del metro, la resignación les atenazaban, al igual que mostraban indolencia ante el futuro mercado dedalito y su botellodromo.

Solo los que demandan el gran aparcamiento, como solución de progreso, continuaban abominando del pasado histórico, con el argumento de que estos aparecen por todos lados a poco que se escarbe.

Gusto para todo, en dos horas, para darnos cuenta de al menos dos cosas, que a pesar de tantos periódicos, se lee poco, y que en esta ciudad se protesta más que se firma para evitarlo. Si no de que se iba a hablar.
Sevilla a 20 de Octubre de 2005


Francisco Rodríguez Estévez

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