miércoles, 12 de diciembre de 2007

Malasombra

Luces de adorno

Caminando bajo la mortecina luz que pusieron para celebrar la llegada del solsticio, antes fiestas saturnales, y que hace 2007 años empezó a llamarse Navidad, los pasos me llevaron hasta los puestos de libros antiguos instalados en la trasformada plaza que preside el bronce del Santo Rey, conquistador de esta invicta ciudad, realizado por Joaquín Bilbao. Mucha oferta, para tan poca demanda.
De los varios títulos adquiridos, uno lo fue por la dedicatoria que su autor puso a su trabajo, y que al ojearlo reparé en ella, junto a que estaba editado hace 34 años, justo cuando se derribó el antiguo mercado de la Encarnación, por una editorial que ya ni existe. Dos circunstancias que me impulsaron a comprarlo, pues si el autor no era un reconocido escritor, la dedicatoria me llevó a pensar que debió de ser un buen tipo para rematar su trabajo literario con el recuerdo “A las personas que defienden causas perdidas de antemano, pues con su lucha han contribuido a hacernos sentir la dignidad que no hemos sabido mostrar”.
El texto, lleno de melifluas frases, de cantos y lamentos al sevillano gusto, sigue tan vigente como cuando fuera escrito en el tiempo de silencio, pues las causas se siguen perdiendo de antemano, y la literatura tampoco lo evita, pues tiene los mismo resultados que entonces, a pesar de la multiplicada difusión.
Era evidente que después de lo de la Encarnación cualquier cosa es posible, y poco importa que esa miríada de mesas, foros, plataformas, grupos, asociaciones se esfuerce inútilmente, si de antemano sus causas están destinadas a perderse, como tantas otras, para siempre.
La Encarnación en su misterio, si no queda en lo de la multa, tiene pocas soluciones su pequeño mercado, inexplicablemente aplaudido por los placeros, a pesar de que aun se estaría a tiempo de realizar el prometido mercado emblematico, para que este fuera lo suficientemente atractivo, ejemplos existen en Madrid, Barcelona y Valencia, sin imponerle al paisaje esas descomunales torretas para crearle al asunto más sombras, donde tanta luz, y no precisamente de adorno, haría falta en esta causa perdida, desde cuando le metieron manos, a la obra.
Sevilla a 11 de Diciembre de 2007-
Francisco Rodríguez Estevez

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