domingo, 30 de diciembre de 2007

Un día de Feria (con nocturnidad)

En cuarentena



Desde que se le metió mano, rompiendo el tedio que le acumularon los años de olvido, al solar de alineaciones medievales y acacias, que tuvo plaza de abastos como cancerbero del pasado, cuando irrumpieron en festivo y folklórico día de aquel Abril, para realizar lo que llamaron cajón de obra que se llevó por delante además de las frondas florecidas, el acerado perimetral, (sujeto a normas), parte importante de la calzada de asfalto, y otra no menos sustancial de la genuina plaza de Regina, como si nada, nos han pasado cuatro años.

Cinco abriles de cinco Primaveras a cuál más desconcertante, en los que cada uno aportó su zozobra con más sorpresas que realidades, colmatando el tiempo de patochadas, cuando no con la patraña.

La Encarnación, en especial su plaza de abastos, la que permanece arrinconada en el nordeste, no en ese, no en aquel, no parece preocupar a nadie su lugar, pues pasó inadvertidamente de ser causa de todo, a convertirse en un baladí complemento, eso sí, algo molesto, de lo que se quiere sea un icono insufrible, por cierto carísimo y para gustos extraños, en el que encontraron la solución prevista para unos comerciantes con poca información, despreocupados por la confianza que les ofrecen unas palabras dadas por la responsabilidad política del momento, y que por su conformismo, parece que aun desconocen lo que, en manos de un inversor adjudicatario, les aguarda.

A poco que sucedan las mas que temidas previsibles cuentas, (con la posibilidad de que aquello sea engullido por un pez mayor), puede verse un ejemplar de los de aupa, con lo cual nada extrañaría que la ciudad quedara sin el prometido mercado emblemático, ese que el Sr. Alcalde aseveró en sus declaraciones que había que mimar muy mucho, cuando liquidó el proyecto de la Guerra, el de los aparcamientos, que defendía su delegado de urbanismo. Lo que son las cosas.

Hace años que pongo en cuarentena todo lo que parte de la responsabilidad, cuya credibilidad decrece hasta desaparecer como esa Hispalis del solar, que por cierto tenia exposición anunciada, tal vez con lo que quedó del in situ, cuando pasó la selectiva criba documental, en el marco del Salvador recuperado. Pero que más da.

Francisco Rodríguez Estévez
-Sevilla 18 de Abril de 2006

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