Los arbolitos
Fue en la mañana del 18 de Abril de 2002,
un inesperado festivo de ideas cambiantes, cuando las talaron, y en el silencio
del amanecer de farolillos, nadie dijo nada. Una valla de opacas chapas acabó por
tapar algo mas que los alcorques, y que sirvieron para ocultar lo que se estaba
haciendo, y permitir sin contratiempos lo que pudiera convenir, y, de paso,
modificar, sin que se pudiera percibir, unas alineaciones medievales, que mire por
donde se mantuvieron en su tiempo de plaza municipal de abastos, aunque en
parte esta fuera privada.
Cuatro años, y dos estaciones, que no son
de metro, si no medio año mas, nos pasaron en nuestra efímera vida para ver con
mayor gracia florecida, si cabe, que la rama del olmo, retoñar con fuerza las
pseudoacacias, aferrándose con sus raíces sin suelo, a la placa armada de
hormigón que realizaron en todo el perímetro del solar de la Encarnación , pensando
hacer un gran aparcamiento, del que aun tenemos la muestra de su inútil rampa.
Buscando recuperar la cegada vida han
tenido que modificar su original emplazamiento, pues el vaciado que alteró
varios metros las alineaciones que guardaron durante siglos, les obliga para
rebrotar a tener que hacerlo allí donde pueden, como higuera bravía, con lo
cual desubicados como la
Hispalis , como la propia Isbilya, los jóvenes troncos se abren paso en la
biosfera, con la sentencia de tener los días contados.
La fuerza de su enraizamiento, el vigor
que demuestran tener, dicen inútilmente, que estos retoños proceden de unos
árboles sanos, para nada enfermos, y que se talaron sin argumentos, cosa que no
es nueva, para que se pudiera llevar a cabo esa obra por la que sin duda sus
autores serán conocidos. Anónimos necios.
Los pequeños arbolitos no llevan
pancartas, ni megáfonos al uso, pero cada una de sus verdes hojas, que con
seguridad no llegaran a amarillear, para caer muertas sobre un acerado
inexistente, son gritos reivindicativos de la eficacia de su follaje, todo lo
contrario, por distinto al metálico y permanente de la agresiva propuesta,
sobre todo por antinatural, pero, ¿de que sirve el grito y la pancarta?
¿Que importancia podía tener si las
pseudoacacias eran centenarias?, acaso no lo era también la plaza de abastos
que nos guardaba la Hispalis
milenaria, pero algo mas de dos metros, alrededor de todo el perímetro del
solar, algo mas de cuatrocientos metros cuadrados, era tan tentador, que hasta
lo publico parece que se encuentra en otras manos, y no hubo manera de
evitarlo, sobre todo por la rapidez con la que se llevo a cabo la operación.
Estas cosas hacen pensar, que cuando
vengan a contar lo sensible que son con la piel de esta ciudad, lo
pol(iticamente) del metro, y lo para(noicos) del Sol, aquellos que en sus luces
solo quieren sombras, como que lo mejor, lo sensato, será evitarlos.
Antes que arda en el hogar mañana, te
arranquen, y te arrojen a la cubeta, por una tontería, unas setas, premiaron a
la idea más germana, es lo que tenemos, pseudoacacia, bien sabes lo que siento,
al verte crecer en este tiempo, y que no pueda hacer nada.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 9 de Octubre de 2006
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